“Todo lo que os están contando sobre la recuperación griega es falso: basta de injerencias”. Entrevistas

Yanis Varoufakis

11/01/2015

Thomas Fazi, periodista habitual de medios críticos como Sbilanciamoci o Social Europe, entrevista a Varoufakis poco antes de la convocatoria de elecciones generales en Grecia para la revista digital italiana Eunews, en su sección oneuro.  

¿Se recordará el 9 diciembre de 2014 como inicio de la “segunda crisis del euro”? En un solo día la Bolsa de Atenas ha perdido casi el 13% de su valor, mientras que los tipos de interés sobre los títulos de deuda griega se han disparado del 5,5% al 9%. Puede desencadenar el pánico en los mercados la decisión del primer ministro Antonis Samarás de adelantar a este mes la elección del presidente de la República. Se trata de un riesgo no menor para Samarás: si no estuviera en condiciones de obtener un número suficiente de votos en el Parlamento para su candidato,  Stavros Dimas, ex comisario europeo de Medio Ambiente y varias veces ministro, la Constitución prevé la convocatoria de nuevas elecciones. Y en este momento, todos los sondeos dan a Syriza como favorita, la fuerza de izquierda radical dirigida por Alexis Tsipras. Así se explica la reacción histérica por parte de los mercados, lo mismo que la del establishment europeo, igualmente preocupado,  con el presidente de la Comisión Europea, que se expresó en nombre de toda Bruselas, o casi, haciendo votos por que los griegos no elijan  “de manera equivocada”. Tales reacciones son difíciles de justificar: pese a lo que a menudo se lee en los periódicos, Tsipras no tiene ninguna intención de sacar a Grecia del euro, y por lo que respecta a su plan de reestructuración de la deuda griega – la hipótesis que probablemente más espanta a los mercados–, su intención no es la de golpear a los acreedores privados sino más bien a los acreedores oficiales: la Unión Europea y sobre todo Alemania (que tienen el grueso de la deuda griega). De esto y de otras cosas hemos hablado con Yanis Varoufakis, economista muy cercano a Syriza y autor de una “modesta proposación” para reformar la eurozona.

Se habla mucho de la supuesta ‘recuperación’ de Grecia, señal del ‘éxito’ de la austeridad. ¿Cómo juzga este relato y cómo describiría usted el estado real de la economía griega? (Sería estupendo que pudiera usted comentar lo que declaró en Florencia acerca de que el ‘crecimiento del PIB’ en Grecia es inexistente cuando se toma en consideración la deflación).

Creo que se trata de una perversa distorsión de la realidad. Grecia está y sigue estando en una Gran Depresión. Siete años de caídas bruscas de la renta, aparejada a la inversión negativa, han generado una crisis humanitaria. En cada uno de estos años, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional predijeron que la recuperación estaba “a la vuelta de la esquina”. ¡Y no! Hoy, basándose en un cuarto de punto de crecimiento positivo del PIB real, andan celebrando el ‘final’ de la recesión. Pero si examinamos las cifras con atención, resulta que, aun de acuerdo con las cifras oficiales, la recesión continúa. Tenga esto en cuenta: el PIB real creció un 0.7% en un momento en el que los precios cayeron de media un 1.9%. Quiero recordar a nuestros lectores que el PIB real es igual al PIB medido en euros dividido por el índice medio de precios. Dado que este índice cayó en un 1.9% y que la proporción total (el PIB real) creció sólo en un 0.7%, esto significa ¡que cayó el PIB medido en euros! De modo que el crecimiento del PIB real se produjo porque la renta nacional en euros aumentó. Creció porque la renta total en euros bajó más despacio que los precios. De modo ridículo, los poderes fácticos esperan que esto lo celebre el pueblo de Grecia como ‘fin de la recesión’. ¡Pues no!

Respecto al estado de la economía griega: ¿se trata simplemente del resultado no intencional de medidas políticas ‘erradas’, motivadas ideológicamente, o bien debería considerarse como resultado deseado de esas medidas políticas?

Me parece que ninguna de las dos cosas. Estas medidas políticas eran las únicas medidas a las que podían recurrir que no exigían reconocer que la zona euro se había diseñado mal y que la crisis es sistémica. Eran también las únicas medidas políticas coherentes con su primer objetivo, a saber: proteger a los banqueros de expropiaciones por parte de la Unión Europea o de sus estados miembros. Resumiendo: un país orgulloso se vio obligado a una devaluación interna que ocasionó grandes penurias e hizo impagable la deuda privada y la pública, con el fin de mantener la mentira de que el diseño del euro había sido inmaculado y, lo que es más relevante, para ocultar el hecho de que su prioridad número uno estribaba en transferir pérdidas colosales de los libros de cuentas de los bancos privados a los hombros de los contribuyentes más débiles. Una vez se asentó esta estrategia, se adornó de ideología neoliberal…

Tras la prematura convocatoria de la elección presidencial, los mercados han caído en el pánico. ¿Cree que están justificados sus temores de elecciones generales anticipadas? Y si es así, ¿qué es lo que tanto temen, en su opinión?

Están justificados. Es difícil que Samarás consiga que elijan a su candidato. Y lo que temen es que reviente la doble burbuja que Berlin, Frankfurt y Bruselas bombearon tan minuciosamente el año pasado al mercado de bonos y valores, con el propósito de simular que Grecia se estaba recuperando. Pero esto es lo que acaba pasando con las burbujas, que revientan. Y cuanto antes lo hagan, más  oportunidades tendremos de encarar la realidad y hacer algo por mejorarla, lo mismo en Grecia que en la eurozona en su conjunto.  

¿Cree usted que es una opción posible de modo realista la victoria de Syriza? ¿O impedirán a toda costa ese resultado las fuerzas conservadoras del establishment griego y europeo?

Las dos cosas. No hay duda que el establishment tirará todo lo que pueda contra Syriza, tratando de insuflar todo el miedo posible en los corazones y mentes de los votantes griegos. Pero al mismo tiempo, parece cada vez más probable que esta campaña de temor, ya empleada con éxito en el pasado, no conseguirá impedir una victoria de Syriza, que en este momento parece cada vez más probable.

¿Cómo juzga el llamamiento del señor Juncker a evitar un ‘resultado equivocado’ en las elecciones (es decir, la victoria de ‘fuerzas extremistas’)? 

Revela un desprecio profundamente arraigado por la democracia y una actitud colonial que suponen una burla de la noción de una Unión que respeta la soberanía de sus estados miembros. Se supone que la Comisión Europea responde ante los ciudadanos de los estados miembros. Los ciudadanos de los estados miembros no responden ante la Comisión y, por definición, la Comisión no puede tener un punto de vista sobre qué resultado electoral es ‘correcto’ o ‘equivocado’. Juncker ha hecho aumentar el descrédito de la Comisión, ya en mínimos históricos, pasándose de la raya y ensanchando de modo espectacular el déficit democrático típico de la Unión Europea. Su intervención fue probablemente una de las manifestaciones más ferozmente aintieuropeas, hasta el punto de que ha conseguido él solo deslegitimar a la Comisión y, por extensión, a la Unión.

¿Podría usted resumir los puntos principales del programa (para Grecia y para la UME?

En tres frases breves: primero, Syriza trabajará incansablemente para garantizar que Europa sostenga ese ‘diálogo’ que hasta ahora se ha negado a mantener acerca del defectuoso diseño de la eurozona y el hecho de que los rescates resultaron tóxicos tanto para la periferia como para países centrales como Alemania. En segundo lugar, se esforzará por hacer de nuevo viable la economía social de Grecia por medio de un New Deal para Europa que disipe la nube de la depresión de toda la periferia, y no sólo de Grecia. En tercer lugar, luchará por reformar Grecia tanto en su sector público como en el privado, de modo tal que acreciente la creatividad, mejore la productividad y configure una sociedad mejor.   

¿El retorno a la normalidad pasa necesariamente por un impago (default) de una parte de la deuda pública?

Sí, y esto no vale sólo para Grecia. Grecia lo hará sin otro impago en un determinado momento, pero probablemente no lo hará de manera formal, sino con un recorte de la deuda griego respecto al resto de Europa. Y en ese punto, enseguida, seguirán Italia y luego España y Portugal. De hecho, representará el primer paso hacia una especie de unión fiscal: cuando un Estado ha recibido un préstamo de los demás y no está en condiciones de devolverlo de acuerdo con el tipo de interés acordado, es una especie de una unión fiscal, pero una especie terrible, la peor especie, una unión fiscal por impago.

Oneuro, 17 de diciembre 2014

“Basta de injerencias en Grecia y más tiempo para la deuda”

 “Fiscal waterboarding” [“tortura (fiscal) por ahogamiento simulado”], lo llama Yanis Varoufakis. Como la peor de las torturas de la CIA en versión financiera. “Son cinco años ya los que nos la lleva infligiendo Europa por inspiración de Alemania, estrangulando a un pueblo para obligarlo a rigores sin límite, mientras la gente está sin trabajo y vive con pensiones de hambre. La gente se muere de enfermedades desaparecidas hace cincuenta años,  y con las privatizaciones forzosas se ha entregado la zona de Helenikon o la lotería nacional a  sinvergüenzas. ¿Dónde vamos a acabar?” Varoufakis, nacido en 1961, profesor en la Universidad de Tejas en Austin y ahora decano de la Facultad de Económicas de Atenas, es la eminencia gris de Syriza, autor del proyecto que hace temblar a Europa. Será además candidato del partido.

No piden ustedes salir del euro, pero así y todo, Merkel les invita a respetar los pactos . ¿Cuál es su respuesta?

Que es una injerencia inaceptable en una campaña democrática. El euro se concibió mal y, lo mismo para Grecia que para Italia, hubiera sido mejor no sumarse a él. No ha aguantado el impacto de la crisis financiera del 2008, pero no se puede volver atrás. Es como un navío lanzado hacia América que en medio del océano comienza a hacer aguas. Es inútil ponerse a discutir sobre los errores de los ingenieros que lo han construido, hay que apretar los dientes y llegar a puerto.

¿Cuál es su propuesta?

Transformar la deuda con la Troika, que ha aumentado de 240.000 a 280.000 millones debido a los intereses (que renegociados varias veces han bajado al 2% de media, pero antes llegaban a más del 5%), en un maxi-bono a plazo ilimitado: comenzaremos la devolución cuando las condiciones lo permita y se ponga en marcha en Grecia un crecimiento por lo menos del 3-3,5%.

¿No es demasiado?

Cifras de ese calibre no nos las hemos inventado nosotros: cuando la Troika nos concedió empréstitos por valor de 110.000 millones en mayo de 2010 y 130.000 en la primavera de 2012, declaró que bastarían para garantizarnos un desarrollo de un 4,5% anual. ¡Vaya plancha, hasta el FMI lo ha reconocido! Grecia ha perdido talmente tanto que no es inverosímil una recaída, pero ¿de dónde sale el crecimiento si todos los euros disponibles se dedican a devolver los préstamos? De estos fondos depende nuestra supervivencia. Es nuestra línea roja, no retrocederemos“.

¿Ningún recorte más después del de un 30% en 2011 y de otro 40% en 2012?

La deuda con la Troika, en un país que tiene 250.000 millones de PIB, es el l’81% de la deuda pública. El resto, adeudado a acreedores privados, no se toca. Le recuerdo que en el momento de las reestructuraciones, los bancos habían cedido ya sus títulos al BCE, exento de recortes, que no nos ha condonado ni un euro. Ahí se toparon con los fondos de pensiones y los inversores privados. Es el momento ahora de que los bancos nos devuelvan el favor. Si Frankfurt y, sobre todo, Berlín continuasen oponiéndose, nosotros no cederíamos. Sean cuales fueren las amenazas.

¿Cómo lograr un crecimiento tan vigoroso?

Apostamos por la “facilitación cuantitativa”, (QE, quantitative easing) y que el BCE no se aventure a excluirnos, y también por una forma especial de QE: la compra de bonos del Banco Europeo de Inversiones. Que el BEI empiece a hacer aquello para lo que ha sido concebido, es decir, financiar inversiones en los países europeos, incluyendo evidentemente a Grecia”.

La Repubblica, 5 de enero 2015

Por qué me presento en las listas electorales de Syriza

 

El compromiso crítico es una forma de praxis. Pero llega un momento en que para conservar su relevancia, el pensamiento crítico ha de transformarse en acción política directa.

No fue nunca mi intención entrar en el juego electoral. Ya desde el inicio de la crisis albergaba esperanzas de mantener un diálogo abierto con políticos razonables de diferentes partidos políticos. Por desgracia, los ‘rescates’ hicieron imposible ese diálogo abierto.

Conforme se encaró la inevitable crisis de la eurozona transfiriendo cínicamente las pérdidas de la banca a los hombros de los contribuyentes más débiles, los políticos y comentaristas que ataron sus gallardetes al mástil de los llamados ‘rescates’ no demostraron precisamente interés alguno en un debate racional.

En lugar de discutir en los foros de la Unión Europea la naturaleza de nuestra crisis sistémica, los poderes fácticos se ocuparon de practicarle (la tortura d)el “submarino”  fiscal a orgullosas naciones, dejándoles que aspirasen un poco de aire antes de sumergirlas en las aguas de la falta de liquidez. Fue así como Europa empezó a perder su integridad y su alma, pasando de ser una tierra de prosperidad compartida a una jaula de hierro, una cárcel para deudores, una suerte de casa de labor victoriana para pordioseros.  

En el frente económico, la negación de la crisis llevó al contagio de los mercados de bonos soberanos, empezando por Grecia, donde se intentó y ensayó la combinación de austeridad salvaje e ingentes empréstitos, antes de exportarla al resto de la eurozona. Previsiblemente (como ha ido poniéndose de manifiesto día tras día en mi página), el contagio no hizo más que empeorar, llegando a Italia con una predisposición extremada y obligando al BCE a intervenir en el verano de  2012 con el famoso momento del “lo que haga falta” de Draghi. Sólo que la crisis nunca desapareció sino que, por el contrario, se trasladó del mercado de bonos a la economía real, desatando perniciosas fuerzas deflacionarias que han hecho hoy de España, Italia y Francia países fiscalmente insostenibles.  

En el frente social, la negación de la crisis y la lógica de los rescates dio pábulo a una crisis humanitaria de la que Europa debería sentirse profundamente avergonzada. Como era también previsible, el resultado supuso avivar las llamas de la misantropía, del nacionalismo racista, de todas las fuerzas siniestras que están demoliendo la democracia europea y substituyéndola por la propagación del autoritarismo. Los resultados de las últimas elecciones del Parlamento Europeo confirmaron esta triste verdad, pero no hicieron nada por persuadir a los poderes fácticos de que se apartaran de las medidas políticas de deconstrucción que están detrás de la intolerancia que va surgiendo.

Grecia es donde todo esto empezó. Y es dónde ha de empezarse a darle la vuelta a la fragmentación de Europa. Los lectores de mi página digital están familiarizados con mis esfuerzos por elaborar una modesta proposición para resolver la crisis del euro. Esas propuestas no tienen la menor oportunidad, ahora lo entiendo, a menos y hasta que no se pongan sobre la mesa en el Eurogrupo, en el Ecofin y en la cumbre de la UE.    

Esta es la razón por la que, cuando Alexis Tsipras me honró con la oferta de concurrir por un escaño parlamentario en Atenas, y con vistas a desempeñar algún papel en la negociación de Grecia con Berlín, Frankfurt y Bruselas, no pude por menos que aceptar.  

Mi mayor temor, ahora que me lanzo al ruedo, es que pueda convertirme en político. Como antídoto para ese virus, tengo la intención de redactar mi carta de dimisión y guardarla en un bolsillo interior, dispuesto a entregarla en el momento en que advierta signos de que estoy perdiendo el compromiso de cantarle las verdades al poder.  

P.D. Los lectores de mi página conocen toda una serie de artículos en los que he expresado mi confianza cualificada en la capacidad de Syriza para cambiar Europa a mejor. Da miedo pensar que tendré ahora que participar en el esfuerzo por demostrar que ese pronóstico no iba desencaminado.

Yanis Varoufakis es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Actualmente enseña en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su último libro, El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing.

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

Fuente:
Varios

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