Valentino Parlato (1931-2017), una generosidad nunca extinguida

Rossana Rossanda

25/05/2017

Se apagó anoche, golpeado por un mal repentino. Valentino Parlato, nuestro amigo y compañero más cercano, uno de los fundadores del grupo de Il Manifesto y de este diario junto a Aldo Natoli, Lucio Magri, Luigi Pintor, Luciana Castellina, Eliseo Milani y quien esto escribe. Del periódico fue durante bastantes años director y, sobre todo, guardián amigo de su destino, salvador en situaciones de emergencia, además naturalmente de colaborador durante largo tiempo.

Valentino nació en Libia y su entrada en el periodismo italiano fue la misma que su adhesión al Partido Comunista Italiano, hasta que fue víctima también él de la caza de todo el grupo de Il Manifesto por no estar de acuerdo con la línea imperante entre los años 60 y 70. Había empezado a colaborar en Rinascita [revista teórica del PCI] junto a Luciano Barca y Eugenio Peggio, en el que fue acaso el más interesante periodo de la política económica y sindical comunista, y el culmen de la polémica sobre las  “catedrales en el desierto”, pero en los mismos años mantuvo una estrecha vinculación con Federico Caffè y Claudio Napoleoni. Sin embargo, no puede limitarse su cultura a la ciencia económica; nutrido de lecturas dieciochescas, se considero siempre alumno de  Giorgio Colli y de Carlo Dionisotti. Aportó esa múltiple cultura suya a la factura del Manifesto y a propiciarle colaboradores, de cuya generosidad pudo siempre preciarse.

Siempre para Il Manifesto siguió las grandes cuestiones de la producción italiana (continúa siendo célebre su investigación sobre el problema de la vivienda); pero lo que le caracterizó – en años en los que las tomas de posición sobre la política del país venían a menudo acompañadas de dolorosas rupturas – fue la gran apertura a las ideas de los demás, una generosidad nunca extinguida, un modo verdadero y propio de ser y de pensar que le había acompañado durante toda su actividad en el periodismo. Haber militado varios años en Apulia con Alfredo Reichlin le había ligado para siempre a la cuestión meridional.

Pero Valentino fue sobre todo una especie de numen protector del diario, llamado a salvarlo en cualquier situación de emergencia, dispuesto a largas esperas para ser recibido en las estancias ministeriales a fin de obtener las avaras subvenciones sobre las cuales pudo fundarse el diario. Todos los accidentes que podían ocurrirle a una empresa aventurada y sin precedentes como la nuestra tuvieron en él a un dirigente y un mediador sabio.

Su presencia y capacidad la echarán de menos quienes le conocieron, a veces incluso impacientándose por su benévola tolerancia hacia quien no pensaba como él y como nosotros. Del grupo inicial quedamos muy pocos en el diario, mientras que muy extensa ha sido la siembra en los raros sectores de la izquierda que han sobrevivido a la crisis de estos años.

También de acuerdo con este perfil será bien dura la pérdida de Valentino Parlato. Por no hablar de la falta de su amistad y afecto por quienes, como nosotros, intentan todavía seguir en la brecha.

es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente:
Sbilanciamoci.info, 2 de mayo de 2017
Traducción:
Lucas Antón

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