14 de julio: ¡La Historia habla al presente!

Florence Gauthier

12/07/2015

En 1789, ante la crisis de la monarquía francesa, el Rey optó por abrir un proceso político convocando los Estados Generales, con un sufragio muy abierto al Tercer Estado: un voto por cabeza de familia. Hagamos notar que las mujeres eran muy a menudo cabezas de familia y no estaban excluidas por causa de su sexo, contrariamente a algunas afirmaciones recientes a este respecto.

Esta vieja institución medieval conservaba una representación de todos los súbditos del Rey –separados en órdenes: Clero, Nobleza, Tercer Estado- y recordaba, por su existencia misma, que la Constitución de la monarquía reposaba, desde la Edad Media, sobre el reconocimiento del principio de soberanía popular. Posteriormente, en el siglo XVII, el rey de Francia había tratado de imponer su soberanía y dejó dormir la del pueblo, no convocando los Estados Generales. 1789 la despertó, y de tal modo que los electores conscientes de la profundidad de la crisis, habían mandatado a sus diputados para otorgar una nueva constitución al país.  

Los Estados Generales, convocados según la costumbre medieval el 1º de mayo, se reunieron con algo de retraso el 5 de mayo. Pero el rey no se refirió más que al aspecto financiero de la crisis y esa misma noche un pequeño núcleo de diputados se rebeló ya contra esa negativa a escucharles, tomó el título Comunes - en referencia a las resistencias populares medievales, denominadas Comunes o Unión, como hizo el  Parlamento de Inglaterra, y convocó a todos los diputados a que se le unieran. El 17 de junio, este núcleo de diputados, que había aumentado, se declaró Asamblea Nacional y el 20 de junio, más numeroso todavía, añadió Constituyente y prestó juramento para permanecer unidos hasta el establecimiento de una nueva constitución.

El primer acto de la Revolución acababa de arrebatarle al Rey la soberanía y el poder legislativo y se los restituía al pueblo y a sus mandatarios.

En aquel entonces, pueblo y nación eran términos equivalentes, justo antes de que sutiles juristas adversarios de la democracia inventaran una distinción entre pueblo y nación.  

La monarquía reaccionó con amenazas el 24 de julio: el ejército se concentró en torno a París, desde donde se veía entonces, sobre las colinas que lo rodean, brillar al sol las armas y cañones.  

El callejón sin salida en el que se encontraba la Asamblea Nacional Constituyente (la ANC) amenazada por la represión, provocó un clima insurreccional en todo el país. La  gran esperanza nacida de la Convocatoria de Estados Generales se mezcló con el miedo, pero se transformó en reacción defensiva con la inmensa revolución popular de julio de 1789, a la que en la época se denominó Gran Miedo. Se desarrolló en París y en provincias y transformó el conflicto entre la monarquía y la ANC en conflicto entre la monarquía y el pueblo.

Y fue este el segundo acto de la Revolución

- En París los patriotas ocupan el Ayuntamiento. Los guardias franceses, enviados por el Rey, desobedecen, confraternizan con los parisinos y juran no tomar jamás las armas contra el pueblo. Se debate crear una guardia parisina de cerca de 50.000 hombres. El diputado Mirabeau apoya la propuesta y la hace adoptar el 8 de julio.  

- La ANC sigue reuniéndose en Versalles y adopta decisiones: el 12 de julio afirma su poder legislativo rechazando las medidas tomadas por el Rey sus ministros y se declara permanente: así permanecerá hasta el 4 de agosto…

- En París, los voluntarios buscan armas en los armeros y en los depósitos reales. El 13 de julio se produce el llamamiento al pueblo, prosiguen las confraternizaciones con varios cuerpos de ejército. El 14 de julio sigue la búsqueda de armas en los Inválidos, en donde el gobernador, abandonado por sus tropas, tiene que abrir las puertas a los voluntarios. La Guardia parisina espera ahora, con la entrada de numerosos desertores del ejército real, ¡300.000 hombres!

Se marcha sobre la Bastilla, esta fortaleza que defendía antaño la puerta de la ciudad, y se encuentra ahora en medio del barrio popular del Faubourg Saint-Antoine, ¡y todo erizado de cañones! Después de encarnizados combates, el gobernador cede y baja el puente levadizo: se toma la Bastilla, que será a continuación destruida piedra por piedra, primera etapa contra el despotismo…

Se retiran las tropas reales: la victoria parisina ha obligado al Rey a renunciar a la represión.  

El 15 de julio en Versailles, la actitud del Rey cambia: acude sin guardias a declarar a la ANC que le inspira confianza. París reclama la presencia del Rey: allí se dirige el 16 de julio, con una parte de los diputados, y aprecia las dimensiones de la fuerza armada del pueblo y de la tranquilidad reencontrada a los gritos de  ¡Viva la libertad! ¡Viva la nación!

*

 

Limitar la significación del 14 de julio a los acontecimientos parisinos sería un profundo error, cuando el país entero se levanta por las mismas razones que París: la inquietud ante la reacción del Rey a los primeros pasos de la Revolución.

Las provincias estaban al corriente de los acontecimientos gracias a las cuentas que rendían sus diputados por correspondencia, en forma de Cartas a sus comitentes.

- Desde el principio del mes de julio, en las ciudades el poder municipal cambia de manos, en función de las relaciones de fuerza locales y se forman por doquier guardias nacionales de voluntarios. Las revueltas urbanas la emprenden contra los arbitrios municipales de las ciudades en las que se recaudaban impuestos a a la entrada de productos alimenticios. Las oficinas de arbitrios fueron destruidas con el fin de hacer bajar el precio de las viandas de primera necesidad: luego, con el mismo objetivo, se generalizó el contrabando en todo el país, pronto seguido por la huelga de impuestos.

- En el campo, donde vivía el 85% de la población, se iniciaron siete revueltas locales, y luego, de repente, del 16 de julio al 6 de agosto, ¡todo el país se inflamó! La jacquerie [revuelta campesina] avanzaba con la velocidad del toque a rebato que avisaba a las  aldeas vecinas para que tomaran el relevo…

Y ¿qué hacían los Jacques [campesinos]? Una de las mayores revueltas campesinas de la Historia, organizada en movimientos armados, principalmente antifeudales, lleva a cabo la supresión del feudalismo del modo siguiente.  

El señorío se dividía en dos partes, una, de los señores, otra, de los campesinos. Los  Jacques propusieron un nuevo contrato social fundado sobre el señorío compartido: las tierras del «dominio señorial» para el señor, las tierras del «dominio de los rústicos» para los campesinos. Este reparto se acompañaba de la supresión definitiva de las justicias y derechos señoriales, gratuitamente, y del reconocimiento de los bienes comunales a los comunes, a fin de clausurar las usurpaciones de estos bienes por los señores.

Por otra parte, los campesinos retomaron los bienes comunales usurpados, como por ejemplo los bosques, ¡prohibidos en las regiones llanas a los habitantes! La Revolución vio a la población restablecer por doquier caza y pesca, recogida y pastoreo en todos estos comunes usurpados, ¡incluidos los bosques reales!

La reforma agraria que conoció la Revolución comenzó a aplicarse durante este Gran Miedo de julio de 1789. La jacquerie completó el simbolismo de la toma de la Bastilla como nueva etapa de destrucción del despotismo, aquí feudal-señorial: «¡Guerra a los castillos, paz a las cabañas!»

Se produjo al mismo tiempo el hundimiento de la gran institución de la monarquía: los intendentes del Rey se eclipsaron discretamente…

Para inicios del mes de agosto, el Rey había perdido sus poderes, incluida su espada, con la desaparición de sus intendentes, por un lado, y por otro, la formación de las guardias nacionales y la toma del poder municipal, autónomo y centralizado.

Así es como los que hasta entonces eran súbditos del Rey de Francia se convirtieron en ciudadanos.

*

 

La entrada en escena de la revolución popular desembocó en la Noche del 4 de agosto y la Declaración de derechos.

La ANC, amenazada por el Rey, tomaba conciencia de la presencia del pueblo en esta historia: ¡él es quien la había salvado! ¡Y es él quien la dividió entre una nueva forma de asristocracia, la de los ricos, y la democracia!

Las decisiones de la Noche del 4 de agosto expresan esta división profunda: el decreto votado rendía antes que nada homenaje al movimiento de  los Jacques, adoptando una decisión de naturaleza constituyente: «La Asamblea Nacional destruye enteramente el régimen feudal».

Pero a continuación se contradecía el principio al imponer la redención de los derechos feudales por parte de los campesinos y remitía a su aplicación posterior…

La Declaración de derechos del hombre y del ciudadano se discutió y votó entre el 20 y el 26 de agosto de 1789 y consagraba el estado de hecho republicano del periodo. En efecto, el texto no hace mención alguna de la monarquía y la soberanía popular es un  bien común de la nación: «Art. 3. El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación».

La separación de los poderes legislativo y ejecutivo era uno de los principios constituyentes y se oponía claramente a la confusión de esos poderes, centralizados por el Rey, y que había justificado la calificación de despotismo:  

« Art. 16. Toda sociedad en la que la garantía de derechos no está asegurada ni la sepración de poderes determinada no tiene constitución».

Los agentes públicos eran responsables ante los electores, tal como precisaba el artículo 15: « La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su administración a todo agente público».

Esta Declaración reconocía no sólo la igualdad en derechos naturales de todos los individuos del género humano sino también su protección asegurada por la sociedad y sus instituciones en una formulación notable: «Art. 1: Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos».

- Nacer libre. Todo individuo del género humano nace libre por oposición a la esclavitud, porque según el Derecho Natural, la naturaleza humana estriba en vivir libre y poder desarrollar sus facultades. Ahora bien, la esclavitud suprime esta libertad personal. Pero el término reviste también una dimensión política y todo régimen que rechaza la soberanía popular y el control de las leyes por los ciudadanos se considera despótico, término que califica la naturaleza del poder que el amo ejerce sobre sus esclavos en la Grecia antigua (Aristóteles, Política).

- Nacer libre y seguir siéndolo. La sociedad política y civil es la que se compromete aquí a defender y proteger los derechos de los individuos, con todo el poder público.

Ahora bien, sobre este punto tan concreto fue sobre el que concentraron los enemigos de la democracia sus esfuerzos en contra de la Revolución de los derechos del hombre y del ciudadano, que acababa de comenzar.  

Los diputados de la colonia esclavista de Santo Domingo habían logrado colarse en la ANC desde el 20 de junio. Asistieron, mudos, a todos estos acontecimientos, y luego rindieron cuenta a sus electores de la situación en Francia. Bastante inquietos por el carácter popular de la Revolución, designaron este Artículo 1º de la Declaración de derechos como el elemento del que hacía falta desembarazarse, en términos particularmente reveladores de su concepción de la humanidad y de la política:

«Hemos tenido la sensación en primer lugar de que este nuevo orden de cosas… debía inspirarnos la mayor circunspección… Se ha convertido en una especie de terror, cuando hemos visto que la Declación de derechos plantea, como base de la Constitución,  la igualdad absoluta, la identidad de derechos y la libertad de todos los individuos.

A medida que hemos conocido el espíritu de la Asamblea, nos hemos convencido fácilmente…de que la emancipación de los esclavos era deseada por la pluralidad como un acto que la humanidad y la religión prescribían y que cubrirían de gloria a los reformadores ».

El nuevo tema que aparece aquí es el de el Terror que ejerce la Declaración de derechos.

¡Calificar de Terror a los derechos del hombre resulta sorprendente! Si en nuestros días se considera Terror la violación de los derechos humanos, ¡en esta época se expresa justamente lo contrario! Y fue el partido colonial esclavista el que se puso a la cabeza de la cabeza de la contrarrevolución, investigando todos los medios de repudiar toda constitución fundada sobre estos derechos de libertad y resistencia a la opresión.

Recién nacida, la Revolución veía su porvenir ya amenazado por el odio a los derechos naturales del hombre y el ciudadano…

Bibliografía

Albert MATHIEZ, Les Grandes Journées de la Constituante, 1789-1791, (1913) París, 1989.

Georges LEFEBVRE, La Grande Peur de 1789, París, 1932.

Anatoli ADO, Paysans en Révolution, 1789-1794, París, 1996.

Florence GAUTHIER, «Une révolution paysanne. Les caractères originaux de l’histoire rurale de la Révolution française, 1789-1794», en la página digital revolution-francaise.net.

     Id.  , Triomphe et mort du droit naturel en révolution, 1789-1795-1802, (1992) París, Syllepse, 2014.

Para la cita de los colonos esclavistas, véase F. GAUTHIER, L’Aristocratie de l’épiderme. Le Combat de la Société des citoyens de couleur, 1789-1791, París, 2007, III, 1, p. 163.

Florence Gauthier es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

Fuente:
www.sinpermiso.info, 12 de julio de 2015
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