Maurizio Matteuzzi
14/01/2007
En la toma de posesión en Caracas, Chávez anuncia el camino al socialismo y la desprivatización de las compañías de teléfonos y de electricidad (norteamericanas).
Con una aceleración seca pero, a decir verdad, no inesperada, parece trazada la vía venezolana al socialismo ya sea al socialismo del siglo XXI. Y si hay que atenerse a las palabras del presidente Hugo Chávez, es irreversible. Que tomen buena nota Bush, las compañía transnacionales, la Iglesia católica y la oposición venezolana.
Al son de las palabras socialismo y nacionalización de las empresas estratégicas, la Bolsa de Caracas se ha desplomado bajó un 9% ayer, y la de Nueva York se ha visto obligada a suspender la contratación de las acciones de la CANTV, la compañía telefónica privatizada en el 91, que cayeron un 35%.
Entre el lunes, cuando en el Teatro Teresa Carreño de Caracas recibió el juramento de los 27 ministros (15 de los cuales, nuevo) y ayer por la mañana, cuando en el Salón protocolario del Congreso juró su nuevo mandato por 6 años (hasta el 2013, por el momento), Chávez interpretó a fondo el papel de aguafiestas mayor, ahora que es ineluctable el ocaso de Fidel, el dirigente latinoamericano más explosivo.
Ayer por la mañana, las ceremonias comenzaron pronto, porque luego Chávez tenía que partir hacia Managua para asistir a la toma de posesión de Daniel Ortega. A las 8, flores en el Panteón nacional, en donde reposa el Libertador Simón Bolívar; a las 9, en la sede de la Asamblea Nacional el juramento y la imposición de la banda presidencial; inmediatamente después, un discurso que las cadenas privadas (y hostiles) han tenido que tomar prestado de la cadena pública nacional; a las 11, desfile militar en el Paseo de los Próceres.
Entre el lunes y ayer, Chávez ha trazado su estrategia para los próximos 6 años: 5 son los ejes o los motores sobre los que pivotará la revolución. La nueva Ley Habilitante votada por la Asamblea Nacional (en donde, tras el retiro suicida de la oposición de las elecciones de diciembre de 2005, la totalidad de los 167 escaños son chapistas) para tener los poderes espaciales necesarios a la introducción de las reformas; la reforma constitucional en sentido socialista; la educación popular; la nueva geometría del poder; el Estado comunal (una especie de confederación regional, local, nacional, de los consejos comunales municipales) como primer paso hacia el Estado socialista, hacia el Estado bolivariano capaz de guiar una revolución. Para encender esos 5 motores, tendrá que se profundamente reformada su constitución bolivariana que, en su momento, en el 99, ya diera un golpe fuerte, pero no todavía mortal, al viejo sistema de la democracia representativa, formal y excluyente, que había prevalecido en Venezuela entre el 58 y el 98, preservándola de golpes y dictaduras militares, pero haciendo de aquél Eldorado petrolero el país con la tasa de pobreza más increíble (el 80% de los 26 millones de venezolanos).
Pero Chávez no se ha limitado a dibujar el camino hacia la República socialista de Venezuela. Ha dicho otras cosas y ha hecho más. Y subitáneamente. Re-nacionalizar los sectores estratégicos empezando por la CANTV y la EDC, la compañía eléctrica, si no el petróleo (con las compañías transnacionales que explotan los yacimientos tradicionales de Maracaibo y los nuevos yacimientos del Orinoco ha cerrado hace unos meses nuevos acuerdos que prevén la creación de joint ventures con PDVSA, la compañía estatal venezolana, y el fuerte aumento de royaltis y tasas), sí al menos las refinerías, revocar la autonomía del Banco Central (un concepto característico de la era neoliberal),
Suficiente para que ayer se desplomaran los mercados de valores y para provocar la primera reacción amenazante de Bush (Las compañías estadounidenses tendrán que ser convenientemente resarcidas).
A parte del petróleo, que hay que manejar con tacto (el crudo venezolano cubre el 15% del mercado interno de EEUU, y para las compañías con barras y estrellas Venezuela sigue siendo una fiesta), están a tiro la CANTV y la EDC. La compañía telefónica es la única empresa de Venezuela que cotiza en Wall Street y está controlada por la estadounidense Versión (pero están también la Telefónica española, la Deutsche Bank alemana, la UBS suiza, la Morgan Stanley americana y fondos de inversión californianos y helvéticos); la compañía eléctrica, privatizada en 2000, está controlada por la AES Corporation, con base en Atlanta, EEUU.
Chávez no se ha andado con chiquitas en sus intervenciones de los últimos días, citando con profusión, para explicar qué significa su socialismo del siglo XXI, a Marx y a Lenin, al Trotsky de la revolución permanente, invocando la Biblia y al comandante Jesucristo. Pero puede que esto no sea sino parte del personaje.
Pronto se verá si la vía venezolana al socialismo embocará la ruta tomada en su día por la Cuba castrista, o si será sólo la simple y casi inevitable reacción de Venezuela, y de tantos otros países (incluso moderados), de América Latina contra las privatizaciones salvajes y aun fraudulentas de los años 90 del siglo pasado.
Maurizio Matteuzzi es uno de los editorialistas del cotidiano comunista italiano Il Manifesto.
Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març
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