El 1 de mayo y las tres pandemias

Vandana Shiva

16/05/2020

Estamos siendo testigos de tres pandemias simultáneamente. La primera es la pandemia del coronavirus. La segunda es la pandemia del hambre. La tercera es la pérdida del medio de sustento. Hasta ahora, el coronavirus ha contagiado a 3,19 milones de personas y ha matado a 228.000 en todo el mundo.

El Programa Mundial de Alimentos ha avisado a la comunidad internacional de la “pandemia del hambre” que se avecina, que tiene el potencial de afectar a 250 millones de personas cuya vida y medio de sustento estarán en riesgo inmediato.

De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, más de un millón de personas corren el riesgo de sufrir malnutrición y 300.000 de ellas podrían morir de hambre cualquier día de los próximos tres meses.

Tenemos también la “pandemia” de la pérdida del medio de sustento. De acuerdo con la OIT, “como consecuencia de la crisis económica creada por la pandemia, casi 1.600 millones de trabajadores de la economía informal (que representan lo más vulnerable del mercado de trabajo), de un total mundial de 2.000 millones y una población activa global de 3.300 millones, han sufrido un perjuicio masivo en sus posibilidades de ganarse la vida. Esto se debe a las medidas de confinamiento y/o a que trabajan en los sectores más duramente golpeados”.

Tal como ha apuntado Guy Ryder, Director General de la OIT, “para millones de trabajadores, no tener ingresos significa no tener alimentos, ni seguridad ni futuro alguno […] Conforme evolucionan la pandemia y la crisis del empleo, se hace más urgente la necesidad de proteger a los más vulnerables”.

Estas tres pandemias tienen todas ellas su raíz en un modelo económico que se basa en el lucro, la avaricia y el extractivismo, lo que ha acelerado la destrucción ecológica, ha exacerbado la pérdida del medio de sustento, ha acrecentado las desigualdades económicas y ha polarizado y dividido la sociedad entre el 1% y el 99%.

En este 1 de mayo, en los tiempos de la crisis del coronavirus, imaginemos y creemos nuevas economías que se basen en una Democracia de la Tierra y en la democracia económica, que protegerían el planeta y a la humanidad. Afrontemos estas tres crisis a través de la participación y la solidaridad democráticas. Por medio de la compasión, garanticemos que nadie sufra hambre, y a través de la solidaridad y la democracia, participemos en la configuración de las futuras economías para garantizar que no haya nadie sin trabajo, que nadie carezca de voz.

Las múltiples crisis que afrontamos son una llamada de atención: la economía gestionada por el 1% no funciona ni para la gente ni para la naturaleza. El 1% está clasificando al 99% de la población mundial como “descartable”. Su idea del futuro se basa en la agricultura digital sin agricultores, en fábricas automatizadas y producción sin trabajadores.

Tenemos la obligación de crear economías que no destruyan la naturaleza y que no destruyan los medios de sustento ni los derechos de los trabajadores, economías que no destruyan nuestra salud propagando enfermedades y pandemias, que no provoquen la pérdida de los medios de sustento, de la libertad, la dignidad y el derecho al trabajo, que no exacerben el problema del hambre en el mundo.

Creemos economías de “hambre cero” protegiendo el sustento de los pequeños agricultores que nos suministran el 80% de los alimentos que consumimos. Creemos economías circulares y de solidaridad local que apoyen a los vendedores callejeros y al pequeño comercio, que moldeen las comunidades a la vez que reducen su huella ecológica.

En la siguiente fase posterior al Covid-19, regeneremos la economía siendo conscientes de que todas las vidas son iguales, de que somos parte de la Tierra, de que somos seres biológicos ecológicos, de que es derecho nuestro el trabajo y está en el centro de la vida humana. Recordemos también que cuidar de la Tierra y unos de otros es el trabajo más importante que hay. Ninguna persona es descartable o inútil. Somos una sola humanidad en un solo planeta. Autonomía, integridad, dignidad, trabajo, libertad y democracia son derechos naturales nuestros.

doctora en Ciencias Físicas, es una de las más prestigiosa teóricas internacionales del ecofeminismo, reconocida activista del altermundialismo y crítica acerada del sistema agrícola y de producción de alimentos.
Fuente:
il manifesto global, 1 de mayo de 2020
Traducción:
Lucas Antón

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