El irónico triunfo del "viejo bolchevismo"

Lars T. Lih

30/10/2020

La nueva historiografía sobre la revolución de Octubre está reabriendo interpretaciones muy arraigadas sobre lo que sabemos acerca de aquella gran experiencia. Una de ellas es la idea de que Lenin en soledad «rearmó» el partido a partir de su llegada a Rusia en abril de 1917, en ruptura con el «viejo bolchevismo». El historiador Lars Lih es la figura central de esta reelaboración. En este artículo resume su punto de vista al respecto.

El tono negativo que puede percibirse en el título de esta conferencia es un punto de partida necesario. El “viejo bolchevismo” –antes de 1917 y de las Tesis de abril de Lenin– tiene mala reputación tanto en la izquierda como en la derecha.  Es concebido generalmente como la representación de una etapa que en ese entonces había quedado atrás y que podría ser descartada con tranquilidad. Nadie lo defiende, y es considerado en el mejor de los casos como algo irrelevante para la actualidad. Pero creo que existe un gran malentendido acerca de lo que realmente fue.

La frase fue introducida en la historia como un insulto, cuando Lenin dijo en abril de 1917 que “el viejo bolchevismo debe ser abandonado”, castigando a quienes identificaba bajo esta etiqueta por “haber jugado un rol tan lamentable en la historia de nuestro partido, reiterando fórmulas sin sentido, aprendidas de memoria, en vez de estudiar las características específicas de la realidad viviente”[1]. Así que el término nació en circunstancias dignas de sospecha.

Cuando estaba escribiendo mi tesis doctoral en los años ochenta, me topé con esta cita y no tenía idea de a qué se refería Lenin, es decir, no sabía qué era el viejo bolchevismo. Pero ahora, tras poner mucho esfuerzo para intentar comprenderlo, he llegado a la conclusión de que la idea tradicional, según la cual el viejo bolchevismo fue completamente abandonado, es bastante inadecuada.

Entonces, ¿qué fue el viejo bolchevismo? Esta cuestión no ha sido estudiada en detalle porque la gente se ha concentrado con demasiada exclusividad en los orígenes de la ruptura del partido de 1903-1904, es decir, el período anterior a la revolución de 1905, después de la cual el viejo bolchevismo tomó su verdadera forma. Además, las corrientes marxistas se han visto de alguna manera hipnotizadas por la fórmula “dictadura democrática del proletariado y el campesinado”. Pero esta no es la única fórmula que se usaba en aquel momento, ni el único prisma a través del cual pueden estudiarse las acciones de la tendencia bolchevique.

El viejo bolchevismo puede ser definido como una estrategia y como una perspectiva. El mismo Lenin, en 1910 o 1911, dijo que el bolchevismo se convirtió verdaderamente en una tendencia en 1905 (una pista importante, que nos indica que deberíamos investigar cuál fue la estrategia seguida durante este período). En primer lugar, el viejo bolchevismo fue una visión y una estrategia que apuntaba a la revolución democrática, a llevar la revolución democrática hasta el final (do kontsa). Esta frase –“llevar la revolución democrática hasta el final”– tal vez tiene un sentido práctico más importante que la “dictadura democrática del proletariado y el campesinado”. Era utilizada con frecuencia en aquel momento, pero su uso se ha visto oscurecido por las traducciones soviéticas al inglés, que no solo la parafraseaban, sino que utilizaban distintas paráfrasis en distintas ocasiones. Fue solo después de un período de análisis que me di cuenta de la frecuencia con la que aparecía en estos textos tempranos.

La idea era que el zar estaba en la recta final y que la revolución democrática era inevitable. Pero, ¿cuáles serían los resultados y cuán de lejos podrían llegar? La estrategia bolchevique consistía en que la clase obrera tomara el poder por el mayor tiempo posible mientras durara este período de agitación, es decir, mientras tenía la oportunidad de hacerlo. La asamblea constituyente tardaría dos, cuatro o cinco años en llegar, y el objetivo era implementar una amplia transformación social antes de que esto sucediera. Las reivindicaciones versaban sobre la confiscación de las haciendas, la reforma agraria, la república democrática y la jornada laboral de ocho horas (reformas que involucraban al campesinado, al movimiento obrero y a la ciudadanía en general).

Detrás de estas reivindicaciones había un contenido valioso: lo que Lenin y otras personas llamaban “el programa mínimo”. Pero “mínimo” es una palabra confusa: el programa era amplio, ambicioso y muy difícil de ejecutar. Estas reformas pondrían a Rusia cabeza abajo (especialmente las que apuntaban a la confiscación de las haciendas y a la emancipación del campesinado). Lo que Lenin y la tendencia bolchevique querían era liquidar al hacendado –que, considerado como una clase, era el principal poder en la sociedad rusa– eliminando la base material de su existencia. La revolución democrática era vista como un proceso, motivo por el cual creo que mucha gente ha malinterpretado algunas frases que aparecen en los escritos posteriores de Lenin, como “la segunda revolución”, o pasar a la “siguiente etapa de la revolución”. Estas ideas siempre estuvieron implícitas en el concepto de la revolución democrática.

El segundo aspecto del viejo bolchevismo –a saber, la alianza obrero-campesina– se apoyaba sobre la idea de que el movimiento obrero lucharía por la democracia como medio para acelerar la revolución socialista (es decir, lucharía por algo que implicaba más que la democracia en sí misma). El campesinado era considerado como un elemento “burgués democrático”, aunque muy revolucionario. El campesinado, por muchas razones que tienen que ver con su posición social, era incapaz de desarrollar su propio programa y necesitaba de la dirección de la clase obrera.

El tercer aspecto es la importancia del poder revolucionario, o vlast, una palabra rusa que tiene un sentido más preciso que la palabra “poder”. Vlast significa derecho a la autoridad legítima en un sentido cuasi estatal y derecho a usar la fuerza. El vlast es entonces más fundamental que el gobierno. Es el centro que infunde vigor a un Estado, cuando no el Estado en sí mismo. El “viejo bolchevismo” afirmaba entonces que el campesinado y el movimiento obrero debían tomar el poder para llevar la revolución democrática hasta el final. En 1905 y después, los sóviets eran vistos como una de las formas de este poder de clase, aunque no se consideraba que fuese la única. Quienes militaban en las filas bolcheviques no pensaban en ese momento en los mismos términos en los que planteó la cuestión Lenin al escribir El Estado y la revolución: es decir, no pensaban que los sóviets fueran una forma estatal que sería más democrática que cualquier cosa vista anteriormente.

En cambio, los sóviets eran vistos como una forma de poder estatal o vlast que llevarían adelante las tareas de la alianza obrero-campesina. Por lo tanto, no pensaban en los mismos términos en los que pensamos en la actualidad, después de leer El Estado y la revolución, que fue publicado en 1918 y no tuvo casi nada que ver con la Revolución rusa. Se referían a la forma del poder de clase, y les interesaba principalmente el hecho de que fuese nuestra clase la que hiciera las cosas y no la suya.

Esto era verdad en 1905-1906. Este poder de clase tomaría la forma nacional de un gobierno provisional revolucionario (en ruso, los términos “temporal” y “provisional” se expresan mediante la misma palabra). Su concepto de un gobierno provisional revolucionario no era el del Gobierno provisional que se impuso en 1917, y esto el bolchevismo lo supo inmediatamente. Stalin lo dice explícitamente en marzo: “Nuestro Gobierno Provisional no ha surgido en las barricadas, sino cerca de ellas. Por eso no es revolucionario”[2]. Esta frase cambia de sentido si se tiene en cuenta el contexto. Sin embargo, se suponía que el gobierno provisional sería un gobierno temporal (que duraría, como mucho, algunos años). Una república burguesa de este tipo solo podría durar en la medida en que el movimiento obrero pudiese trabajar en conjunto con el campesinado, que en su gran mayoría no se adhería al socialismo.

 

Abril de 1917

Entonces, ¿se abandonó completamente este conjunto de ideas en abril? ¿Cuáles fueron los temas que se debatieron? Mikhail Kalinin se sorprendía de que Lenin atacara al “viejo bolchevismo” tan enfáticamente: Kalinin no percibía en las nuevas tesis de Lenin ninguna contradicción importante con el viejo bolchevismo. Afirmaciones de este tipo minan la imagen estándar según la cual las filas bolcheviques se horrorizaron frente a todo lo que Lenin estaba diciendo acerca de la revolución socialista. No fue así (a pesar de que hubo algunos desacuerdos, sobre los cuales volveré más adelante).

También está el problema de Stalin, Kamenev y otros que aparecieron durante la revolución de febrero para gestionar las cosas mientras Lenin estaba en el exilio, hasta que este volvió en abril. La imagen usual sugiere que estos líderes buscaron un acuerdo con la conducción del Gobierno provisional, permitiendo que la tendencia bolchevique supervisara las decisiones y se asegurase de que el gobierno hiciera lo que se “suponía” que debía hacer, hasta que Lenin volvió y le dio la vuelta a todo.

Ahora bien, creo que en realidad sucedió algo bastante distinto. Una cosa está clara: Stalin, Kamenev, et. al. sabían que el Gobierno provisional era contrarrevolucionario, pero asumían que sería reemplazado por un gobierno soviético en cuestión de meses. Entonces, no es que estuvieran a favor del Gobierno provisional (de hecho, hubo quienes, entre las filas bolcheviques, defendieron al gobierno, creyendo que implementaría grandes reformas. Esta gente rápidamente se distanció, incluso antes del retorno de Lenin. Es el caso, por ejemplo, de Wladimir Woytinsky, quien luego escribió algunas memorias interesantes sobre la Revolución rusa).

Pero entonces, ¿cuál era el punto de disenso? Creo que hubo dos formas de kontrol. Mantengo la palabra en ruso porque significa algo más que el término “control”. La palabra kontrol significa realmente “verificar que todo marche bien”. Hay dos motivaciones para esta estrategia de control o kontrol. Una, que creo que es la del socialismo moderado, consistió en mostrar que el poder soviético –un vlast apoyado en los soviets– no era necesario. Sin embargo, para Kamenev o Stalin la cosa era distinta. Ellos querían implementar la estrategia de kontrol para demostrar que el poder soviético era absolutamente necesario.

Era un intento de mostrar que el Gobierno provisional no estaba dispuesto a llevar adelante las medidas que había prometido, y un intento de mostrar también al movimiento obrero y al campesinado que no llegarían a ninguna parte a menos que reemplazaran a este gobierno por uno propio. Para quienes se oponían a Lenin, el kontrol no era más que una forma de probar este punto. Por ejemplo, era la forma en la que Kamenev explicaba sus acciones. Esta era la situación en el momento en que Lenin volvió. Lo que se debatía era si la estrategia de kontrol servía o no.

Kamenev sostuvo: “Cuando solicité al gobierno que publique los tratados secretos, me respondieron: discúlpeme, pero lo que pide es imposible. Pero mis demandas no se fundan en la expectativa de que [Paul] Miliukov responderá afirmativamente y publicará los tratados. La política que defiendo al hacer estas demandas es un dispositivo de agitación para el desarrollo de la una política de masas, un método para dejar expuesto el hecho de que Guchkov y Miliukov no pueden hacerlo, que no quieren publicar los tratados secretos, que están en contra de la política de pacificación”. Es un dispositivo para mostrar a las masas que si realmente quieren implementar una política revolucionaria a nivel internacional, entonces el vlast debe ser transferido a las manos del soviet”[3].

Quienes se oponían a Lenin, como Kamenev, argumentaban que su oposición al Gobierno provisional era demasiado vacía, demasiado formal (algo así como quedarse sentados gritando que se trataba un gobierno imperialista). Preguntaban: ¿cómo transmitimos el mensaje de que un gobierno imperialista es algo malo? Planteemos algunas demandas específicas para exponer al gobierno. Hay que especificar nuestras reivindicaciones y brindar nuestra ayuda a quienes forman parte de las filas bolcheviques en los sóviets locales.

Por tanto, creo que todo este debate fue un malentendido. Lenin leyó sobre el kontrol en la prensa y se enfadó. Cuando escuchaban a Lenin afirmar que todo lo que se necesitaba era una explicación paciente acerca de la necesidad del poder soviético, había quienes respondían argumentando que estaban en una situación revolucionaria y que era necesario ponerse manos a la obra. Este es el aspecto paradójico que hay en todo el debate. El viejo bolchevismo acusaba a Lenin de sostener una posición más bien pasiva. Y si se presta atención a lo que estaba diciendo Lenin, se comprende por qué no les quedaba claro lo que su jefe estaba pensando realmente. En cualquier caso, creo que este debate no es tan importante como suele pensarse, y que ambos bandos estaban pensando en la misma línea, intentando formular una estrategia concreta.

Pero también hubo un debate acerca de los objetivos socialistas. Debo decir que no encontré nada en los registros de este debate acerca de la necesidad de establecer objetivos socialistas en el marco de la revolución democrática. Esto es lo que debería alarmarnos. Encontré, en cambio, algunos comentarios, como el de Rykov, acerca de cómo debería empezar la revolución socialista en Occidente. Este aspecto está presente, pero no es un punto de gran controversia. Por ejemplo, Kamenev afirma que el esquema y la interpretación de Lenin acerca de lo que cabía esperar eran buenos, y que estaba de acuerdo con su estrategia. Pero le parecía que todo era demasiado esquemático y que no desarrollaba suficientemente las indicaciones de lo que debía hacerse en términos concretos. A su vez, Lenin no estaba diciendo que pondrían al país cabeza abajo mediante una amplia transformación socialista. Proponía algunas medidas económicas concretas, como la nacionalización de los bancos, y nadie se oponía a esto con el argumento de que una medida de este tipo no pudiera hacerse porque fuese muy pronto todavía para el socialismo.

Me acerco así lentamente a lo que creo que era el tema crucial que estaba en juego en los debates del partido durante abril. Algunas personas se alinearon rápidamente con Lenin, mientras que otras, como Kalinin, estaban desconcertadas. El debate giraba en torno a un tema que puede parecer doctrinario, pero que –como intentaré demostrar– implica una dimensión estratégica muy importante. La pregunta doctrinaria es: la revolución democrático-burguesa, ¿está concluida o no?

Suele decirse que Kamenev afirmaba que esta no había concluido, y que mostraba una actitud un tanto conciliadora con el gobierno. Empiezo por la siguiente premisa: tengo un libro de Kamenev[4] de casi 700 páginas, que contiene los artículos que escribió entre 1905 y 1913, es decir, durante el tiempo en que fue el principal portavoz del viejo bolchevismo. Para mí es imposible pensar que el hombre que escribió estos artículos, a medida que se desarrollaban los acontecimientos de 1917, haya malinterpretado al bolchevismo hasta el punto de decir “Oh, aceptemos un agradable gobierno democrático burgués; el Gobierno provisional es burgués y tenemos que permitirle ser así porque se trata de una revolución burguesa”. Esto no es lo que estaba diciendo ni lo que quería decir.

La confusión proviene de la frase que mencioné al comienzo: “revolución democrática hasta el final”. Entonces, ¿la revolución democrática había ido hasta el final? Para Kamenev, y en efecto, para quienes lo rodeaban, por supuesto que la respuesta era negativa. Quedaba mucho por hacer: la reforma agraria, el cese de la guerra, las reformas económicas, etc. El proceso de “llevar la revolución democrática hasta el final” nada más comenzaba.

Este tema no es una mera cuestión de doctrinas ni de etiquetas. Implica un asunto táctico crucial. Si la revolución democrático-burguesa no se completa, entonces hay que seguir trabajando con todo el campesinado. Sin embargo, si se completa, entonces solo se puede seguir trabajando con el campesinado pobre. Por lo tanto, la cuestión que está en juego aquí es: “¿cuál será nuestra alianza de clases en los meses porvenir?”. Hay una pregunta en particular en este debate, lanzada por un bolchevique, que realmente me sorprendió: “¿cómo puede estar terminada la revolución democrática? ¡Si el campesinado todavía no tiene tierras!”. Lo que seguramente Kamenev no estaba diciendo era que, como la revolución democrático-burguesa estaba incompleta, era momento de apoyar al Gobierno provisional. En cambio, afirmaba que el gobierno estaba condenado al fracaso, pero que todavía quedaba un largo camino por delante hasta que pudiese ser reemplazado.

Esto nos lleva al problema de por qué Lenin se oponía a esta interpretación, por qué pensaba que la revolución democrático-burguesa estaba terminada en este punto y por qué no era posible apoyarse desde entonces en todo el campesinado. Estas son buenas preguntas. Creo que la respuesta es que Lenin quería dar pasos hacia el socialismo, y que con este objetivo en mente quería creer que el campesinado estaba más diferenciado en términos de clase y más proletarizado en sus perspectivas de lo que indicaba la realidad, y que se estaba desarrollando entre el campesinado una lucha de clases más aguda de la que realmente podía observarse. Estaba tan ansioso por ver esto que fue capaz de hacer una cosa muy poco bolchevique: dar por perdido al campesinado y afirmar que no podían contar con su apoyo, que había sido capturado por la burguesía imperialista para apoyar la guerra; y que, por lo tanto, debían abandonar al campesinado y seguir adelante. Su escepticismo llega a tal punto que desestima el potencial revolucionario de todo el campesinado, especialmente del denominado “pequeño burgués”, que era el que trabajaba sus propias tierras.

No profundizaré en los motivos que llevaron a Lenin a sostener esta idea[5], pero lo importante es que la sostuvo. Y pasaron muchos años hasta que la abandonó. Este era el debate. Se trataba de una cuestión básica de estrategia: a saber, ¿debe sostenerse la vieja apuesta bolchevique por la alianza obrero-campesina? ¿O es momento de dejarla atrás? No se trata del futuro, se trata del momento. Creo que esta era la verdadera disputa. Al menos así es como la comprendió el viejo bolchevismo que se oponía a Lenin, y lo que despertó tanto escándalo de su lado.

No estoy 100% seguro acerca de que el viejo bolchevismo haya entendido a Lenin correctamente, pero puedo ver por qué dijeron lo que dijeron. Creo que esta era la cuestión. También creo que Lenin estaba equivocado, y que supo reconocerlo. Es decir, después de brindar en este debate muchas razones para afirmar que la revolución democrático-burguesa estaba terminada (ninguna de las cuales considero especialmente convincente), en los años posteriores afirma explícitamente que la revolución democrático-burguesa no terminó sino hasta mucho tiempo después. A fines de 1918 declaraba que Octubre de 1917 solo dio inicio a la revolución democrática plena y que solo ahora era tiempo de avanzar hacia el socialismo. Algunos años después, en 1921, puede leerse un comentario en el cual Lenin dice algo parecido a esto: “Bueno, al menos hemos completado la revolución democrático-burguesa. Llegamos hasta ese punto. No hemos llegado todavía al socialismo, pero lo haremos tarde o temprano”. Es muy explícito.

Entonces, en abril de 1917, Kamenev decía que la revolución democrático-burguesa no estaba completa y Lenin decía que sí. Pero después Lenin afirmó que no estaba completa en abril de 1917. Por lo tanto, Lenin cambió de opinión y admitió de hecho que Kamenev tenía razón. Solemos olvidar su argumento de 1917 porque es una de las cosas que no salieron bien.

A pesar de que creo que Lenin estaba equivocado en abril de 1917, elogio la flexibilidad de la que dio cuenta más adelante. Creo que estaba equivocado sobre este tema, que dio origen a la controversia de abril de 1917, pero que ajustó su punto de vista (no forzó al partido para que adoptara su perspectiva). La estrategia que estaba defendiendo, que implicaba la organización exclusiva de sóviets en el campesinado más pobre, nunca se desarrolló ni se intentó, y no hay nada en las fuentes que indique que Lenin haya insistido con la idea de avanzar en esta dirección.

Para resumir, es bastante extraño que Lenin, que ayudó más que nadie a formular la estrategia del viejo bolchevismo, haya sido quien decía en ese momento que había que abandonarla. Por el contrario, el “viejo bolchevismo” al que ataca constantemente sostenía que no debía ser abandonada porque era una estrategia excelente. Y el “viejo bolchevismo” tenía razón. Era una estrategia excelente (una estrategia que les sirvió para conquistar el poder).

Lo que he remarcado hasta aquí son los aspectos negativos de esta discusión. Creo que la idea de que Lenin ganó el partido para que adoptara una nueva estrategia en abril de 1917 es muy insuficiente. En primer lugar, porque no era necesario que el partido cambiase su posición frente al Gobierno provisional; y en segundo lugar, porque sobre este punto, que era el que más dividía al partido, fue Lenin quien retrocedió, y no otros dirigentes bolcheviques como Kamenev.

Octubre de 1917

Habiendo establecido esta mirada escéptica sobre la interpretación tradicional de la revolución bolchevique, me gustaría formular la siguiente pregunta: ¿puede pensarse que la Revolución de octubre fue un triunfo del viejo bolchevismo? ¿Es una idea adecuada? ¿Tiene sentido? Se trata de una cuestión más especulativa y de un problema de interpretación. A diferencia de lo que ocurre con los “debates de abril”, ¡no puedo contentarme con afirmar que he leído las fuentes y ustedes no! Pero pensemos un poco este problema.

La estrategia que hizo triunfar a la Revolución de octubre fue exactamente la misma que sostuvo el viejo bolchevismo: la revolución antizarista irrumpió, las corrientes liberales y otras fuerzas vacilantes intentaron detenerla antes de que llegara demasiado lejos y el proletariado socialista presionó para que se diera una transformación más profunda y completa. Su mensaje al pueblo era que, si no se apoyaban sobre el poder de clase, si no se deshacían de las corrientes liberales y de las élites, entonces no podrían realizar ni siquiera las tareas básicas de la revolución. Este mensaje tenía sentido para mucha gente. La tendencia bolchevique ganó la mayoría y tomó el poder. Este es el primer punto. Diría que la razón principal por la que la tendencia bolchevique llegó al poder en octubre de 1917 fue la estrategia que habían formulado una década antes.

El segundo punto es el mensaje que la tendencia bolchevique transmitía a la gente. Esto también es muy interesante. Inmediatamente después de la muerte de Stalin, encontré un libro en ruso de fines de los años cincuenta en la biblioteca McGill[6]. El libro contenía un conjunto de panfletos publicados por la sección de Moscú del partido bolchevique. Un panfleto no debe ser considerado meramente como un simple artículo de dos páginas A4 que contiene unas cuantas reivindicaciones. Estos panfletos estaban escritos en letras pequeñas a lo largo de ocho, o a veces hasta diez páginas. Eran más bien artículos, y no solo un conjunto de reivindicaciones. Entonces, ¿cuál era el mensaje concreto que la tendencia bolchevique transmitía al pueblo en aquel momento? Creo que esta es una pregunta que muchas veces, cuando pensamos en la Revolución rusa, nos olvidamos de plantear. En efecto, ¿quiénes han leído directamente los panfletos bolcheviques de la época?

La historia tradicional acerca de las Tesis de abril dice que Lenin volvió del exilio y ganó a la mayoría del partido, logrando que empezara a difundir la idea de que era necesario realizar una revolución socialista. De hecho, esto es exactamente lo que dice el editor soviético de 1950 que escribió la introducción a estos panfletos. Sin embargo, lo que encuentro en esta muestra de panfletos es que, durante el verano de 1917, en los casos en los que efectivamente se hace algún énfasis en el socialismo, siempre se lo expresa en términos muy cuidadosos, argumentando que se trataba solo del “comienzo” del socialismo.

Pero lo que más me sorprendió es que a finales de agosto, después del intento de golpe de Estado de Kornilov, la idea del socialismo se abandona por completo. Así que incluso en la coyuntura más radicalizada de septiembre y octubre es difícil encontrar alguna mención al socialismo (no era el mensaje bolchevique). En realidad, si se miran algunos de los escritos de Lenin de este período, también puede notarse una llamativa falta de insistencia sobre este punto. No estoy seguro de cómo debe explicarse esto, pero asumo que tiene que ver con el hecho de que este mensaje no estaba funcionando y no encontraba resonancia entre la población. A la gente no le importaba.

El historiador David Mandel explica los acontecimientos de 1917 argumentando que el movimiento obrero apoyó a la tendencia bolchevique porque era socialista, y esto bastaba para que el movimiento confiara en que haría todas las cosas necesarias. Eran la tribuna del pueblo y estaban dispuestos a hacer cosas audaces, pero a la gente no le importaba mucho la cuestión de si introducirían el socialismo o no[7]. Si la historia de abril de 1917 es correcta, entonces estos panfletos no dicen lo que deberían decir.

Pero en lo que sí ponían énfasis era en el poder de clase. Ellos o nosotros. La tendencia bolchevique le hablaba a su audiencia en los siguientes términos: “Miren a su alrededor: todavía estamos en guerra, la economía cae en picado y el campesinado no tiene tierra. ¿Por qué sucede esto? Porque ellos todavía están en el poder.” Un buen pasaje que encontré dice algo así: “No se puede dejar a los banqueros a cargo de la reforma económica; no se puede poner a los generales a cargo de la política de pacificación: hay que sacarlos de ahí y reemplazarlos con el poder de clase de obreros y campesinos, del pueblo, del narod”. “Poder de clase” es la frase clave. Y esta era la respuesta a problemas muy concretos que surgieron en aquel momento.

Entonces, ¿Octubre fue una revolución democrática que desplegó el programa mínimo à la “viejo bolchevismo”? ¿O, como tendemos a pensar, fue una revolución socialista? Yo pienso de forma distinta: tal vez fue una revolución democrática dirigida por socialistas que no tenían muchas oportunidades en aquel momento –ni las tendrían por muchos años– de hacer cosas que fueran realmente socialistas. Pero lo que hicieron estuvo influenciado por su socialismo. Esto formaba parte de la perspectiva del viejo bolchevismo: a saber, que las corrientes socialistas pueden desarrollar la revolución democrática de manera más efectiva que cualquier corriente democrática burguesa, precisamente porque son socialistas.

Las primeras cosas que se nos vienen a la mente cuando pensamos en términos de una revolución democrática son la libertad de prensa, las elecciones generales, etc., y, por supuesto, estas cosas fueron rápidamente eliminadas por el partido bolchevique. Así que en este sentido suena raro decir que Octubre fue una revolución democrática. Pero había otras formas de entender la democracia en aquel momento. La democracia para el viejo bolchevismo significaba que la gente tomara sus asuntos en sus propias manos, significaba la organización del pueblo por y para el pueblo. Hay cinco pilares fundamentales que definieron a esta gran revolución democrática que desarrolló el partido bolchevique:

  1. La guerra: Tuvo seriamente en cuenta los intereses de los soldados y del campesinado para no dudar al afirmar que había que terminar definitivamente con la guerra.
  2. La economía: utilizar el poder del Estado para resolver la crisis económica. Si se presta atención al panfleto de Lenin de septiembre de 1917, La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla, se notará que dice lo siguiente: si tuviésemos un gobierno “verdaderamente democrático”, podría tomar medidas inmediatamente para ayudar de verdad a la gente pobre. Todo el mundo sabe lo que hay que hacer. Si esto no se hace, es solo a causar de la élite y de sus intereses. Así que, si atendemos a la retórica de Lenin, no está hablando de ideas socialistas nuevas y alocadas, sino de hacer lo que el Gobierno provisional había prometido, pero no logró porque sostuvo los intereses de clase de la élite. Este es el diagnóstico de la situación que hace Lenin.
  3. El Estado: El Estado se convirtió en un Estado popular en la medida en que el pueblo tomó el control. Una famosa frase de Lenin en esta línea es que cualquier cocinera puede gobernar y administrar el Estado: no inmediatamente, pero sí con la formación necesaria. (Por cierto, esta metáfora hace referencia a un ministro de Educación zarista, que sostenía que era un error educar a los hijos y a las hijas de las cocineras, porque esto no sería bueno ni para ellos ni para el zarismo.
  4. La educación popular masiva: Lenin, cuyo padre fue un reformador y un docente, afirmaba que por fin contaban con el poder para educar a todo el pueblo, a diferencia de lo que había sucedido con los gobiernos zaristas del pasado. El compromiso con la educación popular masiva fue una característica fundamental del régimen soviético desde sus inicios.
  5. Reforma agraria: Finalmente, hubo un compromiso con la destrucción del poder de clase del hacendado.

En realidad, desde el inicio, el partido bolchevique tuvo que poner en marcha medidas que le permitieran salir de la enorme crisis nacional que atravesaban. Algunas veces estas medidas eran socialistas (o al menos podía argumentarse que lo eran) y otras veces no. La mayoría de las veces, no lo eran. Ya en 1920 el partido bolchevique tenía plena conciencia de que el sistema económico que había construido no podía ser denominado socialista (insisto en este punto, dado que hay grandes malentendidos acerca de las perspectivas que tenía el partido bolchevique en 1920). Sin embargo, realmente consideraban que el nuevo gobierno era un poder de clase, administrado por el pueblo y dirigido por socialistas que mostraban un enorme compromiso, y que este poder había transformado a Rusia. Esperaban que el país fuera capaz de avanzar hacia el socialismo en los años subsiguientes. Así que admiro más a la Revolución de Octubre por ser una revolución democrática que por ser una revolución socialista (al menos en lo que respecta a sus primeros diez años de existencia).

Creo que fue el viejo bolchevismo el que realmente tomó el poder en 1917. Pero también considero que esto fue irónico por muchos motivos. En primer lugar, lo que se concebía como algo temporal se transformó a fin de cuentas en una situación de largo plazo. En segundo lugar, lo que reemplazó al viejo bolchevismo es lo que yo denomino “bolchevismo estatal”. El partido bolchevique se transformó en el pegamento que mantenía a todo el Estado unido y esto es algo que cambió las cosas por completo. En tercer lugar, el viejo bolchevismo se había propuesto la misión de transformar a Rusia en un sentido democrático, pero cuando llevaron adelante esta tarea, tuvieron que asumir otra: rescatar a Rusia de una enorme crisis política y social. Admiro a quienes militaron en las filas bolcheviques y tomaron en sus manos esta tarea, pero ciertamente no lo planearon ni se prepararon con ansias para esta misión, y la verdad es que tampoco disfrutaron mucho el hecho de tener que hacerlo. Pero lo hicieron, y hubo mucho heroísmo y tragedia en todo lo que sucedió después.

Terminaré con un breve comentario. He puesto énfasis en la revolución democrática, y esto tal vez sea percibido como algo completamente positivo. Pero la otra cara de la democracia de masas es que puede ser cruel, intolerante y muchas cosas peores, porque una revolución democrática después de muchos años de guerra y de crisis económica nunca será algo bonito. Esto también debe subrayarse.

La naturaleza democrática de la Revolución de octubre es entonces un tema de proporciones enormes. Solo espero que podamos dejar atrás algunos mitos antiguos que no nos han permitido prestarle la atención que merece.

Notas:

[1] Sed’maia (aprel’skaia) vserossiiskaia konferentsiia RSDRP (bol’shevikov); Petrogradskaia obshchegorodskaia konferentsiia RSDRP (bol’shevikov)Moscow 1958, p110-12.

[2] Stalin, J., Obras Completas, Tomo III (1913), Lenguas extranjeras, Moscú, 1953. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/stalin/obras/oe15/Stalin%20-%20Obras%20...

[3] Ibíd.

[4] L Kamenev Mezhdu dvumia revoliutsiiamiMoscow 2003 (publicado por primera vez en 1922).

[5] Una explicación posible es la influencia del artículo de Karl Kautsky, «Fuerzas motrices y perspectivas de la revolución rusa» [Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/kautsky/1906/1906-fuerzasyperspectivasr.... Para una discusión del impacto potencial de este artículo, «Kautsky, Lenin y las Tesis de abril», en Weekly Worker [Disponible en: https://weeklyworker.co.uk/worker/800/supplement-kautsky-lenin-and-the-a....

[6] Listovki Moskovskoi organizatsii bol’shevikov, Moscow 1954 (sin referencia editorial).

[7] D. Mandel The Petrograd workers and the Soviet seizure of power: from the July days 1917 to July 1918 New York 1984.

 

estudió filosofía y ciencias políticas en las universidades de Yale, Oxford y Princeton. Fue profesor en la Universidad de Duke y el Wellesley College y actualmente enseña en la universidad McGill de Montreal, Quebec. Una parte importante de sus artículos pueden consultarse en los archivos de Sin Permiso.
Fuente:
https://jacobinlat.com/2020/10/28/el-ironico-triunfo-del-viejo-bolchevismo-los-debates-de-abril-y-su-impacto-sobre-la-estrategia-bolchevique-en-1917/
Traducción:
Valentín Huarte

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