Filipinas: “Sr. Presidente, el problema es la incompetencia, la solución es la dimisión”

Walden Bello

18/04/2021

Nadie espera que Rodrigo Duterte sea otro Winston Churchill, capaz de unir al país ante una pandemia salvaje que, como las bombas que cayeron sobre Londres durante la Segunda Guerra Mundial, ha causado una muerte terrible y rápida a amigos y seres queridos desprevenidos.

Pero el país espera un presidente que no proyecte la imagen de un ciervo - ojos congelados por los faros de un automóvil que se aproxima - en los breves discursos que da a la nación. Y durante la última semana, Filipinas se ha visto privada incluso de la oportunidad de escuchar a ese ciervo paralizado que es su presidente, porque parece haberse escondido.

Roque, hilandero de cuentos de hadas

El liderazgo que brinda Malacañang proviene del portavoz presidencial, Harry Roque, una figura que, por mucho que lo intente, suscita desdén y desconfianza, y sus respuestas son como las de un vendedor de curas milagrosas. ¿Cómo puede alguien creerle a un tipo que, hace apenas unas semanas, estaba defendiendo la gestión de la administración Duterte del COVID-19 como "excelente"? Privado de cualquier orientación de Duterte o de cualquier otra persona del gabinete, Roque ha tenido la libertad de inventar mentiras y cuentos de hadas en conferencias de prensa que ahora rayan en lo surrealista.

Si bien es cierto que en todo el sudeste asiático, los casos de COVID-19 están aumentando, Filipinas ha tenido, con mucho, el peor resultado a la hora de contener la enfermedad desde que comenzó la última ola en la primera semana de marzo, eclipsando a Indonesia, hasta ahora a la cabeza. Desde el comienzo de la pandemia a principios de 2020, Filipinas ha registrado 14.744 muertes, Myanmar 3.206, Malasia 1.321, Tailandia 97, Vietnam 35, Singapur 30, Camboya 39 y Brunei 3.

Con el programa nacional de vacunas en ruinas, la confianza en la cuarentena comunitaria mejorada (ECQ) para la burbuja "NCR Plus" erosionada por posiciones contradictorias dentro de la administración, y los aumentos repentinos de infecciones y muertes que alcanzan niveles récord cada día, el país se ha quedado con la fría verdad de que, como ha dicho la vicepresidenta Leni Robredo, “Walang tumitimon” o “Nadie dirige el barco”. Robredo, de hecho, ha tratado de dar un paso en el vacío, proporcionando un liderazgo que es rico en términos de empatía emocional pero extremadamente limitado en términos de los recursos que su oficina puede reunir. No es sorprendente que la máquina de trolls de Malacanang la haya perseguido cada vez más, con insultos desesperados que se reciclan dentro de una cámara de eco que se hace cada vez más pequeña.

Una máquina troll desesperada

Tuve una experiencia personal sobre lo desesperados que están los propagandistas de Duterte. El Director General de la Agencia de Información de Filipinas del gobierno usó mi foto en Facebook siendo inoculado con la vacuna AstraZeneca para mostrar cómo, como dicen, "DUTERTE SIRVE A TODOS, NO SÓLO A UNO ... Como todos ustedes saben, el ex congresista Walden Bello es uno de los críticos más acérrimos de esta administración ... ESTO ES UNA PRUEBA DE QUE EL PRESIDENTE DUTERTE NO DISCRIMINA POR COLORES POLÍTICOS ”.

Hace un año, la administración podría haberse salido con la suya con tales travesuras, pero no hoy, cuando el virus se propaga por la población de una manera tan devastadora que cada vez más personas no solo conocen a personas que han sido infectadas, sino también a amigos y seres queridos, cuyas vidas se han extinguido prematuramente. La muerte causada por COVID-19 ya no es algo extraño para muchos de nosotros, y nada puede quitar la venda de los ojos de manera más efectiva que la muerte causada en gran parte por la incompetencia del gobierno.

Mi veleta

Mi veleta para determinar por dónde sopla el viento no son las encuestas, sino Diego, a quien de vez en cuando contrato cuando estoy demasiado cansado para conducir. Diego es un hombre decente y trabajador. Tiene una fuerte brújula moral, razón por la cual su asociación de triciclo-taxis lo eligió como tesorero, ya que era la única persona en la que todos podían confiar. Tiene una mentalidad independiente y no se deja influir por la clase o el estatus. Fue un partidario de Duterte desde el principio, creyendo que solo un tipo duro como el hombre de Davao podría acabar con la corrupción y poner fin al crimen y las drogas que plagaban su barangay (barrio).

Solía ​​discutir con él que estaba mal matar sin más a gente extrajudicialmente, pero él eludió esto y dijo que, en lo que a él se refería, los rufianes que solían molestar a la gente y acosar a las jóvenes temerosas que caminan a casa por la noche han desaparecido. Hoy, Diego critica la falta de liderazgo en Filipinas y como ello ha supuesto una respuesta nacional desorganizada frente a la pandemia. Diego culpa al ministro de salud Francisco Duque y al responsable de la Agencia de Alimentos y Medicamentos Eric Domingo del desastre, y no puede entender por qué su mancillado ídolo no los cesa.

Cuando la gente común como Diego, que tipifica a la mayoría silenciosa pero con sentido común de nuestro país, comienza a tener serias dudas sobre la gestión de la administración, es señal de que al final del túnel lo que espere no sea la luz, sino un choque.

Las bases toman el mando

En ausencia de un liderazgo nacional, la gente ha tomado el asunto en sus propias manos. Los jefes de LGU como el alcalde Vico Sotto de Pasig han organizado pruebas y procedimientos de vacunación relativamente ordenados con la participación de organizaciones de la sociedad civil. Los trabajadores de la salud en Cebu se han ofrecido voluntarios para venir a Manila a ayudar a sus camaradas en NCR que sufren de fatiga de combate. Los trabajadores de barangay (municipales) en Quezon City han trabajado hasta dejarse la piel para ayudar a las personas mayores, a las personas con discapacidades y a las personas con comorbilidades a vacunarse con cortesía y empatía, aunque puedan carecer de habilidades para el manejo de multitudes. Los grupos de la sociedad civil están organizando espontáneamente colectas para ayudar económicamente a las comunidades urbanas pobres.

Estas iniciativas y energía desde abajo están resaltando el hecho de que el liderazgo nacional - y esto incluye a muchos de los líderes “pa-pogi” (guaperas) que compiten por suceder a Duterte con lemas idiotas como “A Sara le importa” - no solo es inútil, sino que es un íncubo que chupa la vida del cuerpo político sin dar nada útil a cambio.

El camino de salida

En 2020, hubo llamamientos a la renuncia del presidente Duterte cuando desafió a los trabajadores sanitarios a realizar una revolución en su contra porque habían criticado la respuesta militarizada del gobierno a la crisis del COVID-19. Si Duterte hubiera atendido estos llamamientos, muchas de las más de 14.700 personas que han muerto hasta ahora todavía estarían con nosotros. Antes de que mueran miles de personas más, lo mejor que puede hacer este ciervo paralizado de presidente y su pandilla de incompetentes por nuestra gente que sufre es dimitir y dejar que personas más competentes tomen el mando.

es un reconocido intelectual filipino. Es presidente nacional de la coalición Laban ng Masa y es profesor adjunto de sociología en la Universidad Estatal de Nueva York en Binghamton y autor de 25 libros, el más reciente de los cuales es Paper Dragons: China and the Next Crash. (2019) y Contrarrevolución: El ascenso global de la extrema derecha (2019).
Fuente:
https://www.rappler.com/voices/thought-leaders/opinion-mr-president-the-issue-is-competence-the-solution-is-resignation?fbclid=IwAR3svM6mrKArNwQeH_HmLkyz5p50QRTsq2A-JdigPmuMAVbqFmzcRTJ2qgs
Traducción:
Enrique García

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