Los oligarcas rusos carecen de poder –o de disposición– para detener a Putin

Anatol Lieven

27/03/2022

Noam Chomsky menciona a menudo a Anatol Lieven cuando habla de Ucrania y de los países del este europeo. Por ejemplo, en la entrevista que tradujo Sin Permiso la semana pasada. Eso es una anécdota. Lo interesante es leer los agudos argumentos del analista. Reproducimos a continuación la traducción de un artículo y una entrevista con Anatol Lieven. SP

 

Es momento de empezar a pensar en cómo se podría substituir al presidente Vladimir Putin. Si su invasión de Ucrania sigue saliendo mal, es muy difícil contemplar de qué modo puede sobrevivir en el poder mucho tiempo más.

Esto, a su vez, entraña pensar en la naturaleza del régimen ruso en su conjunto y en si tiene la capacidad de salir del enorme pozo que Putin y sus colaboradores más cercanos han cavado para Rusia.

En aspectos importantes, el plan del Kremlin ya ha fracasado. Todo dependía de la toma de zonas clave de Ucrania de forma rápida y con un mínimo de víctimas civiles. Y lo que es más importante, las represalias económicas occidentales han sido mucho más fuertes y unificadas de lo que parece que esperaban Putin y su equipo.

Estimaciones creíbles sugieren que la economía rusa podría decrecer un 7% en el próximo año; si la guerra continúa, las bajas rusas podrían ascender a decenas de miles. Incluso si, tal como se espera, el gobierno declara el estado de emergencia, el descontento de la población aumentará considerablemente, lo que conducirá a una mayor represión estatal.

Es poco probable que vayan asaltar las multitudes el Kremlin, pero un malestar público suficiente y un creciente derramamiento de sangre podrían llevar a los altos funcionarios a "persuadir" a Putin de que es hora de marcharse.

Occidente espera socavar el régimen con medidas concretas dirigidas a los "oligarcas" rusos cuya riqueza y propiedades se encuentran en el extranjero. La profunda ansiedad de las élites empresariales rusas es ya evidente, a pesar de que Putin las haya convocado para alecciorlas –y amenazarlas implícitamente - sobre la necesidad de lealtad al Estado en tiempos de guerra.

Lukoil, dirigida por Vagit Alekperov, ya ha hecho. Sin embargo, utilizar el término "oligarca" para estas personas demuestra una incomprensión de lo que son las élites rusas bajo Putin y del grado en que la presión sobre las empresas puede influir directamente en el régimen.

Ya no estamos en los años 90, cuando los ricos empresarios dominaban el régimen de Yeltsin. Con Putin, los antiguos "oligarcas" que le han prometido lealtad han podido conservar su riqueza (hasta ahora), pero no tienen poder político. Lo ejerce un estrecho círculo de altos funcionarios y ex funcionarios nombrados por Putin para controlar secciones clave del sector energético. Estos hombres proceden principalmente del antiguo KGB. Poseen grandes riquezas, pero su principal lealtad se cifra en Putin y el Estado.

Este círculo se ha ido estrechando a lo largo de los años y ha dependido cada vez más del acceso a Putin, hasta el punto de que los hombres con algún grado de poder real puede que ahora sean apenas media docena. Esta tendencia se ha visto incrementada por el aislamiento de Putin como resultado de la pandemia, tan vívidamente ilustrado por las extrañas imágenes en las que se le ve sentado en una enorme mesa, a decenas de metros, literalmente, de sus ministros.

Estos hombres -como el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, el jefe de seguridad interna, Nikolai Patrushev, e Igor Sechin, antiguo oficial del KGB y viceprimer ministro, que ahora dirige la petrolera Rosneft- están tan cerca de Putin, y en la mayoría de los casos tan profundamente implicados en la invasión de Ucrania, que es difícil ver cómo podrían rebelarse contra el presidente.

Y, a diferencia del Politburó soviético que destituyó a Nikita Jruschov como líder soviético en 1964, no hay ninguna institución en la Rusia actual que tenga el poder o la autoridad para dar ese paso colectivo. Ni siquiera el primer ministro, Mijail Mishustin, forma parte del núcleo interno de Putin, ni tampoco la mayoría de los ministros, entre los que destacan los responsables de finanzas y economía.

Esto significa que habría que ejercer una intensa presión sobre las élites rusas en general. Se trata de un grupo muy dispar y desunido de ejecutivos de empresas, funcionarios estatales, jefes políticos locales agrupados de forma oportunista en el partido Rusia Unida e incluso, en cierta medida, de figuras leales de los medios de comunicación e intelectuales. No tienen identidad ni instituciones colectivas. Sería muy difícil para ellos generar esa presión sobre el círculo interno, a no ser que el malestar público fuera muy grande.

El escenario más probable, me parece, es una especie de semi-golpe, que en su mayor parte nunca se hará público, por el que Putin y sus colaboradores inmediatos dimitan "voluntariamente" a cambio de garantías sobre su inmunidad personal ante la detención y sobre su patrimonio familiar. Quién sería el sucesor del presidente en esas circunstancias constituye una cuestión totalmente abierta.

Esto es pura especulación, pero he empezado a preguntarme si es posible que la invasión de Ucrania guarde relación con la intención del propio Putin de dimitir en (o antes de) 2024, cuando expire su actual mandato presidencial.

Si la invasión de Ucrania hubiera sido un éxito, Putin podría marcharse en un resplandor de gloria como héroe nacional ruso, legando parte de esa gloria a un sucesor elegido. Si fracasara, podría salvar su régimen dimitiendo en favor de un sucesor de fuera del círculo interno que pudiera trasladar la culpa del fracaso a su predecesor, garantizando, por supuesto, la riqueza y la seguridad de su antecesor. Al fin y al cabo, fue ese el modo en que Putin sucedió a Yeltsin en 1999 tras los desastres económicos y militares de la década de 1990.

Reemplazar a Putin suscita un gran interrogante, que no existía en 1999. Los miembros de la élite que pretendieran destituir a Putin tendrían que estar seguros de que si lo hicieran y aceptaran retirarse de Ucrania, se levantarían la mayoría de las sanciones occidentales. De lo contrario, heredarían un desastre económico continuado que paralizaría su gobierno como paralizó el de Putin.

Dada la actitud de las élites rusas, del ejército y, de hecho, de la opinión pública, es muy poco probable que esa promesa de retirada incluya Crimea y las repúblicas separatistas del Donbás. Su pérdida sería un golpe político que también paralizaría a cualquier régimen ruso nuevo. Por lo tanto, si no se llega a un compromiso sobre estos territorios, será mucho más difícil, tanto para Ucrania como para Rusia, escapar de esta guerra, y para Rusia escapar del gobierno de alguna versión del régimen actual.

Fuente: The Washington Post, 4 de marzo de 2022

 

 

Entrevista a Anatol Lieven: “Es peor que un crimen, es un grave error”. Significado y consecuencias de la invasion rusa de Ucrania

 

En esta encuentro con la revista The American Prospect al inicio de la invasion de Ucrania, en el que responde a preguntas de Harold Meyerson y Ryan Cooper, Anatol Lieven se explaya con precisión y acierto sobre algunas de sus posibles repercusiones.

Harold Meyerson: ¿Cuál es el objetivo final de Putin, hasta donde puedes discernirlo?

Hasta esta mañana, yo habría dicho, sobre la base de mis conversaciones con gente en Moscú, funcionarios y ex funcionarios, que lo que iban a hacer era ocupar las áreas rusófonas del país en el este y el sur de Ucrania y luego, básicamente, ofrecerse a reunificar Ucrania sobre la base del federalismo, es decir, proponer básicamente el acuerdo de Minsk para el Donbás, pero en una especie de estado confederal en el que las áreas prorrusas tendrían el control de facto sobre el alineamiento internacional de Ucrania. Y acompañar eso con un tratado de neutralidad. Ahora bien-y creo que todavía es demasiado pronto para decirlo con seguridad-, después del discurso de Putin y dado lo que parecían movimientos rusos hacia Kiev, es posible que quieran algo más que eso, que quieran sustituir el gobierno de Kiev por un gobierno prorruso.

El discurso de Putin sobre la desnazificación, la desmilitarización, el castigo a los criminales ucranianos apunta en esa dirección, como el hecho de que parece que hayan cruzado la frontera por tierra desde Bielorrusia en dirección a Kiev. Los bombardeos rusos, por supuesto, se extienden por toda Ucrania, pero eso es lo que cabía esperar, una ofensiva militar clásica para derribar la infraestructura militar por medio del poder aéreo y de los misiles. Pero al final, el destino político de Ucrania se verá determinado por el territorio que el ejército ruso ocupe sobre el terreno.

Meyerson: Si intentan deponer al gobierno de Zelenskye instalar a su propia gente, ¿no tendrían entonces que continuar con una ocupación militar de Ucrania? No sé cómo podría sostenerse un gobierno así sin tropas rusas.

Tendrían que mantener una presencia militar masiva de forma permanente. Y también tendrían que estar preparados para utilizar ese ejército con el fin de reprimir lo que creo que serían protestas populares muy graves de la población de Kiev y del centro de Ucrania. Antes de 2014, después de todo (después de 2014, las cosas se han mezclado más), esta zona era sólidamente nacionalista ucraniana.

Y esto tiene implicaciones profundamente siniestras, tanto para Rusia como para Ucrania. La represión en Ucrania sería necesaria, pero esto sería una réplica tanto de la experiencia rusa como de la estadounidense en Afganistán. Sería repetir la experiencia norteamericana en Vietnam del Sur, repetir la experiencia soviética en Europa del Este. Tendrías un gobierno cliente que sólo podría sobrevivir con la presencia masiva de tus tropas.

Y Rusia estaría atada a esto indefinidamente, porque en ese punto cualquier compromiso resultaría casi imposible. Requeriría que Rusia abandonara a sus aliados en Kiev. No veo que Occidente vaya a acceder nunca a reconocer un gobierno títere ruso en Kiev.

Meyerson: ¿Cuáles son las implicaciones para la política rusa si mantienen el control sobre una población mayoritariamente hostil en Ucrania que tiene que sostenerse con un amplio despliegue de tropas rusas?

Mis interlocutores rusos, a algunos de los cuales conozco desde hace muchos años, no son en absoluto prooccidentales; están muy enfadados con la política occidental de los últimos años y no son proucranianos. Pero tengo que decir que están horrorizados por lo que ha ocurrido. La verdad es que no se esperaban una invasión de esta magnitud. Pensaban que pasaría algo, pero que sería mucho más limitado.

Creen que esto tendrá implicaciones masivas en lo que toca a la represión en la propia Rusia. Hasta ahora, el régimen de Putin se ha vuelto más autoritario con el paso del tiempo, pero todavía podría describirse como semiautoritario. Si se compara con China, o con muchos aliados de los Estados Unidos en Oriente Medio, no se trata del tipo de represión que afecta a la mayoría de la gente corriente. Pero si Rusia va a participar masivamente en la represión en un país vecino en el que un gran número de personas son rusas, que hablan ruso, que se han casado con rusos y que pueden haber sido hostiles al nacionalismo étnico ucraniano, pero que también pueden oponerse profundamente a la ocupación militar rusa...Pues, bueno, esto, ya lo sabéis, también va en contra de los vecinos ucranianos de los rusos.

Ryan Cooper: Si todo lo que Rusia quería era separar los “oblast” de Donetsk y Luhansk, podría simplemente sacar al gobierno ucraniano de esas zonas que controla el ejército ucraniano, y decir luego sencillamente: "Hemos terminado". Eso signiicaría cumplir el argumento de Putin, pero en lugar de eso parece que Rusia está barriendo todo el país. ¿Hasta qué punto cree usted que Putin puede estar sumido en una especie de delirio sobre la posibilidad de anexionarse grandes porciones de Ucrania a la propia Rusia?

Llevo mucho tiempo diciendo que si Rusia lanzara una invasión, no se detendría en el Donbás. Sencillamente, desde el punto de vista de Rusia no valdría la pena atraer lo que evidentemente serían intensas sanciones occidentales y reacciones políticas por un par de provincias, francamente, bastante miserables en el este de Ucrania. Así que siempre ha estado claro que Rusia iba a ir más allá. Pero si Rusia pretende substituir realmente el gobierno de Kiev por alguno de los suyos, entonces nos encontramos en un escenario radicalmente distinto al que yo esperaba y al que también esperaban la mayoría de mis amigos rusos.

En cuanto a la anexión, creo que no. El jefe de los servicios secretos rusos pasó un momento humillante cuando habló en la televisión rusa en directo sobre la anexión de Rusia de la República Popular de Donetsk, y Putin le reprendió muy duramente. Eso sugiere que el escenario ruso para Ucrania no será la anexión, al menos durante mucho tiempo, no. Ese no es ciertamente el plan inicial de Rusia, que será la federalización de Ucrania. Rusia dirá entonces: "Mira, esto es lo que la UE, Francia y Alemania negociaron, el acuerdo de Minsk de 2015, esto es lo que Estados Unidos respaldó, la autonomía para el Donbás dentro de Ucrania", salvo que ahora no sería la autonomía sólo para el Donbás, y que Ucrania se convertiría entonces en una especie de vaga federación.

Pero si Rusia ocupa Kiev, ¿va más allá? ¿Qué pasa si Rusia intenta ocupar el oeste de Ucrania, que es el corazón del nacionalismo ucraniano, y donde mucha gente tiene también vínculos personales muy estrechos con la diáspora ucraniana en Canadá y Estados Unidos? Creo que Rusia se vería inmersa en una guerra de guerrillas y en una guerra terrorista durante muchos años, con efectos muy graves para la economía rusa.

Entonces, no se trataría sólo de sanciones occidentales, sino de una sangría permanente de gastos militares. Y, para ser franco, una cosa es que tus soldados maten gente en países musulmanes, pero es que esto sería pedir a los reclutas rusos que repriman revueltas no sólo en Ucrania occidental, sino en otras partes de Ucrania que están muy estrechamente vinculadas étnicamente a Rusia. Con el tiempo, eso podría tener un efecto terrible en la opinión pública rusa.

Meyerson: Europa y Estados Unidos van a imponer ahora sanciones más severas, a pesar de que las sanciones no han tenido verdaderamente un efecto importante en la modificación de las políticas de un país en casi ningún lugar. ¿Cuáles son, en su opinión, los efectos máximos que dichas sanciones podrían tener sobre Rusia?

Evidentemente, lo primero que hará Occidente es intentar imponer todo aquello que perjudique a Rusia y a las élites rusas y que no perjudique a Occidente, como la prohibición total de las exportaciones de tecnología y otras formas de exportación. Los alemanes tendrán que renunciar definitivamente a sus inversiones en Rusia, lo que tendrá un efecto bastante negativo en Rusia: Una porción sorprendente de la industria rusa de procesado de alimentos es, en realidad, de propiedad alemana.

Por supuesto, lo más importante son las exportaciones rusas de energía a Europa, especialmente de gas. Hay dos maneras de hacerlo. La primera es la forma obvia, en la que los alemanes y los otros europeos simplemente dicen: "No vamos a pagar más gas", y los rusos, entonces, cortan el suministro de gas. En ese momento, se produce una crisis energética muy grave en Europa. Los precios se dispararán y podría llegar a haber racionamiento.

Otra forma de hacerlo, y que se ha debatido, sería expulsar a Rusia del sistema bancario SWIFT, lo que le dificultaría a Rusia el pago de sus exportaciones. Pero no los bloquearía por completo. No quiero ser cínico, pero me puedo imaginar a los gobiernos europeos apoyando algo de esto, y saboteándolo luego porque saben que van a tener que pedir a sus respectivas poblaciones verdaderos sacrificios en lo que a esto respecta. .

Los europeos se enfrentarán a grandes dificultades, y creo que habrá muchas discusiones entre Washington, Berlín y las capitales europeas respect hasta dónde llegar.

Al menos a corto y medio plazo, esto es supone un desastre en la lucha contra el cambio climático. El gas es el menos perjudicial de los combustibles fósiles desde el punto de vista del cambio climático. El carbón es el peor, pero el más seguro porque hay setenta países que lo producen. Alemania produce grandes cantidades; Polonia también. A corto y medio plazo, creo que se volverá al carbón. A largo plazo, creo que veremos movimientos europeos para reducir la dependencia del gas ruso en favor de las importaciones de los Estados Unidos, pero eso requerirá un gran desarrollo de las infraestructuras, algo que llevará varios años.

Y Rusia, simultáneamente, impulsará su infraestructura para abastecer a China. Esto supondrá una importante ganancia de seguridad energética para China, porque se abastecerá por tierra y eso no podrá interceptarlo por la marina norteamericana. También supondrá una ganancia económica para China, porque será un mercado para la compra: China podrá dictarle el precio a Rusia.

Meyerson: Aquí, en los Estados Unidos, algunos de nosotros llevamos años diciendo cada tanto que la función estratégica de la OTAN, por decirlo suavemente, ya no estaba clara. Pero, desde el punto de vista del futuro de la OTAN en la actualidad, creo que si uno invirtiera en entidades políticas transnacionales, las acciones de la OTAN serían ahora un buen lugar en el que poner algo de dinero. ¿Qué ves en lo que se refiere a la política de los Estados Unidos y el despliegue de tropas y armamento en Europa, supongo que a expensas de lo que se suponía que era un desplazamiento de las armas norteamericanas de Estados Unidos hacia el Pacífico Occidental y China?

Creo que esta crisis es para la OTAN un regalo del cielo, para los oficiales occidentales de Estado Mayor occidentales y para los burócratas militares de todo el mundo. Volvemos a la Guerra Fría: se mueven tropas sobre el papel, se habla constantemente de defense, se gastan enormes sumas en maniobras, y papeles y papeles y más papeles, ¡pero nunca se llega a combatir! Afganistán fue la pesadilla de la OTAN, donde hubo que combatir de veras y enfrentarse a la oposición de la opinión pública occidental y [en lo que respecta a los países europeos] se hizo todo lo posible para no combatir, con la habitual excepción de los británicos. Dales cuerda y saldrán corriendo.

La OTAN ha dejado absolutamente claro una y otra vez, igual que los Estados Unidos, que no luchará para defender a Ucrania. Y no hay ninguna posibilidad -ninguna, cero- de que Rusia ataque a la OTAN, eso no forma parte del plan de Moscú en absoluto. Nadie puede decir lo que puede suceder en algún momento en el futuro si Occidente apoyara una guerra de guerrillas ucraniana, pero en la actualidad, todos estos despliegues de la OTAN en Polonia y el Báltico son completamente simbólicos y, por lo tanto, también pueden permitirse que se dén a pequeña escala.

Esto también es un regalo del cielo para el ejército norteamericano. Una de las cosas en las que hay que fijarse en Washington es en la lucha que se libra entre el Ejército y la Marina y la Fuerza Aérea sobre quién se lleva la mayor parte del dinero. Una vez más, se sabe que el dinero vuelve al Ejército, que iba a perderlo como resultado de rtomar a China como prioridad. Pero de nuevo, no tienen que combater de verdad, porque no vamos a entrar en Ucrania y los rusos no van a entrar en Polonia.

Nunca hemos tenido la más mínima intención de defender Ucrania, ni la más mínima. A pesar de que Gran Bretaña y los Estados Unidos y el secretario general de la OTAN se pronunciaran en la Conferencia de Bucarest de 2008 a favor de la adhesión de Ucrania y Georgia a la OTAN (el cuartel general de la OTAN lo apoyó completamente por orden de Estados Unidos), no se elaboró ningún plan de contingencia, ni el más remoto ni el más contingente, sobre cómo podría defender la OTAN a Ucrania y Georgia. No había ninguna intención de hacerlo en absoluto.

Con esto se plantea la cuestión, ya que nunca tuvimos la intención de defenderlos, de qué estábamos hacienda, por amor de Dios. Afirmar que íbamos a admitirlos en la OTAN: es que va más allá de la propia irresponsabilidad. En mi opinión, fue profundamente inmoral asumir un compromiso de este tipo que no teníamos intención de cumplir. Esto no excusa ni justifica en absoluto la invasión rusa ni las monstruosas mentiras con las que Putin ha justificado esta invasión. Tal vez no sea eeste el momento, pero en algún momento espero que tengamos un debate honesto y profundo sobre los errores de la estrategia occidental que condujeron a este desastre.

Cooper: El aspecto económico de esto me recuerda el momento anterior a la Revolución del Maidán, cuando la economía ucraniana estaba en una situación muy grave y la Unión Europea ofreció una cantidad lamentable, algo así como 500 millones de euros. Recuerdo que Adam Tooze decía que los ucranianos veían esto como: "¿Qué me estás contando? Hay oligarcas en este país con fortunas personales mayores, ¿con qué se supone que vamos a rescatar toda nuestra economía?" Y entonces saltó Putin con la oferta de un gran préstamo que también se basaba en algunas concesiones muy serias. ¿Ves esto en la mezcla de políticas diplomáticas occidentales chapuceras y de promesas imprudentes?

Creo que ambas partes cometieron un gran error en 2013. La oferta rusa a Ucrania no se cifraba sólo en la oferta específica de 2013, sino en el hecho de que Rusia había estado subvencionando masivamente a Ucrania con gas subvencionado por valor de miles de millones de dólares al año desde la independencia de Ucrania. Sobre esta base, Putin trató de atraerse al presidente Yanúkovich y a Ucrania para que se negaran a unirse a la Unión Europea.

Escribí un libro sobre ello, titulado Ukraine and Russia crania y Rusia, que se public en 1999. Y en ese libro avisaba de modo concreto de que cualquier intento de una u otra parte, de Rusia o de Occidente, de llevar a Ucrania a una alianza total con cualquiera de los dos dividiría desastrosamente a Ucrania. Por supuesto, eso es exactamente lo que ocurrió.

La Unión Europea contribuyó a ello; en realidad fue iniciativa de los suecos y los polacos al presentar un Acuerdo de Asociación de la UE muy débil y, como dices, casi sin dinero, pero que era lo justo para bloquear el acceso a la Unión Europea. Y luego la UE no hizo lo que debería haber hecho, que es hablar con Moscú sobre cómo se podría llegar a un compromiso por el que Ucrania pudiera trabajar con ambos países o ambos bloques económicamente, de forma simultánea.

Ahora bien, por supuesto, la propaganda rusa -y uno puede tener cierta comprensión de esto, ya sabes, dado el papel de Victoria Nuland, la funcionaria del Departamento de Estado norteamericano y demás-, la propaganda rusa dice que la Revolución de Maidan fue simplemente un golpe de estado, y un golpe orquestado por Norteamérica. Pues no, porque muchos ucranianos de a pie, especialmente los más jóvenes, incluidos los ucranianos de habla rusa, querían desesperadamente alejarse de esta realidad postsoviética horriblemente corrupta y económicamente estancada, y unirse a Occidente. Creo que no se dieron cuenta de lo difícil que iba a ser entrar en la Unión Europea y de la poca voluntad real que hay hoy en la Unión Europea de incorporar a más miembros. Una de las razones es que lo que ha ocurrido en Polonia y Hungría ha empañado realmente todo el "fin de la historia". Ya sabes, nuestra democracia liberal se extiende a Europa del Este, los países se han unido a la UE, y han llegado al paraíso, salvo que, por supuesto, eso no es verdad políticamente en Hungría y Polonia. Y en Rumanía y Bulgaria, todavía tienes niveles enormemente altos de corrupción y criminalidad. En privado, la gente de Bruselas admite que se admitió a estos países años antes de que estuvieran realmente preparados para ingresar en la UE.

Citando a Metternich, la invasión rusa ha sido algo peor que un crimen -y sin duda es un enorme crimen-, pero también ha sido un error garrafal, porque no era necesaria desde el punto de vista ruso. En realidad, Ucrania no iba a ninguna parte.

Meyerson: Dinos algo acerca del efecto que todos los eventos de las últimas 24 horas tendrán en la política europea. ¿Cómo ves el efecto de los temblores en Europa en general? Para empezar, la mayoría de estos países, salvo el Reino Unido, no han expresado un gran deseo de aumentar los presupuestos de defensa.

Los presupuestos de defensa son una quimera, son una cifra, son un símbolo. Tal como he dicho, una y otra vez respecto a la OTAN, podrías aumentar mil veces el presupuesto de defensa alemán o danés u holandés, podrías reclutar a todos los alemanes de 18 a 35 años para el ejército, y aún así no combatirían en Ucrania. O, de hecho, parece que en cualquier otro lugar. Lucharían si Alemania fuera invadida, pero eso no va a ocurrir. No hay más que ver el fracaso en el apoyo a Francia en África occidental.

En cuanto a los efectos políticos, creo que podría dares, no una imagen specular, pero sí un parecido entre los efectos en Rusia, por un lado, y los efectos en Occidente, por otro.

Es probable que el sufrimiento económico de los rusos alimente el descontento con el régimen en Rusia, y, por supuesto, existe ya un profundo descontento por la corrupción y el estancamiento económico y el tipo de pequeñas represiones de la policía, la brutalidad policial. La corrupción, sobre todo.

Pero realmente no creo que se vea a ningún político ruso serio salir a decir que debemos rendirnos a Occidente por esto. Como mucho, verás a gente que sale y dice: "Mira, tenemos que llegar a un compromiso con los ucranianos".

Creo que probablemente ocurra lo mismo en Europa Occidental: todo sufrimiento económico alimentará el descontento y el radicalismo -especialmente, por desgracia, el radicalismo de derechas-, pero no creo que haya gente que salga a apoyar a Putin o a Rusia.

Rusia hará todo lo posible por no atacar a los civiles en Ucrania o en las ciudades ucranianas, porque todo su plan político depende de mantener a un número suficiente de la población de su lado. Pero si hay un número suficiente de tropas ucranianas que se retira a las ciudades para luchar, entonces las ciudades sufrirán grandes daños y morirán muchos civiles. Evidentemente, eso empañará aún más la imagen de Rusia a los ojos de la opinión occidental e internacional, pero también dificultará aún más, desde el punto de vista político, los planes de Rusia dentro de Ucrania.

Cooper: Hemos asistido ahora a una violación de uno de los últimos legados del acuerdo posterior a la Segunda Guerra Mundial, y de la Carta de las Naciones Unidas. Si se lee el preámbulo, se trata de prevenir las guerras entre naciones. Evidentemente, esto no se respetó en absoluto en el Sur Global; tuvimos la invasión estadounidense de Irak y Afganistán, etc., etc.

Pero en el caso de Europa…la mayor parte de los peores combates de la Segunda Guerra Mundial se produjeron en Europa, así que ese acuerdo de posguerra fue algo que se mantuvo hasta ahora. ¿Qué cree que puede significar esta invasión en términos de legitimar guerras de conquista en el continente europeo?

Al igual que ustedes, ésta fue una de las razones por las que me opuse con tanta vehemencia a la guerra de Irak. La invasión de Iraq no sólo fue un desastre en sí misma, sino que la consideré un precedente catastrófico. Pero como tú has dicho, en cierto modo hemos establecido reglas diferentes para otras partes del mundo.

En cuanto a hasta qué punto esto va a legitimar la guerra en Europa, no estoy seguro de que sea el xaso. La mayor parte de Europa está profundamente desmilitarizada. En cuanto a la extrema derecha en Europa, por muy desagradable que sea, llama la atención que Alternative für Deutschland no busque reconquistar grandes partes de Polonia. El Front National, o como sea que se haya rebautizado en Francia, no busca conquistar Bélgica. Existe todo este rencoroso nacionalismo étnico antiinmigrante, pero no es el viejo nacionalismo militar europeo; en parte, por supuesto, porque si la AfD le sugiriese a los votantes jóvenes que les gustaría llevarlos a pasar varios años en una trinchera, con barro hasta las rodillas, sufriendo bombardos, para reconquistar Breslau para Alemania, en las próximas elecciones su voto bajaría a cerca del 0,00001%.

No estoy seguro de que John Mearsheimer me lo haya perdonado del todo pero reseñé el libro suyo que apareció en los años 90, en el que escribía que Alemania iba a volver inevitablemente como una gran potencia militar que dominaría Europa, y afirmaba en mi crítica que el hombre que había escrito eso no había estado nunca en una discoteca alemana. Que realmente no entiende a la juventud alemana contemporánea, y creo que eso sigue siendo válido.

Meyerson: Creo que debemos dejar esto en el espíritu de la discoteca alemana. Ha resultado enormemente informativo, y espero contra toda esperanza que no tengamos que volver a repetirlo. Pero quién sabe, sospecho que puede ser que sí.

Fuente: The American Prospect, 25 de febrero de 2022

 

periodista y analista británico de asuntos internacionales, es profesor visitante del King´s College, de Londres, miembro del Quincy Institute for Responsible Statecraft y autor de "Ukraine and Russia: A Fraternal Rivalry". Formado en la Universidad de Cambridge, en los años 80 cubrió para el diario londinense Financial Times la actualidad de Afganistán y Pakistán, y para The Times los sucesos de Rumanía y Checoslovaquia en 1989, además de informar sobre la guerra en Chechenia entre 1994 y 1996. Trabajó también para el International Institute of Strategic Studies y la BBC.
Fuente:
Varias
Temática: 
Traducción:
Lucas Antón

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