Madrid sale a la calle en defensa de la sanidad pública

Jorge Aranda y Marcela Martín

Carmen San José Pérez

20/11/2022

Continuar la movilización en defensa de la sanidad pública madrileña

Jorge Aranda y Marcela Martín

Durante años, las personas que vivimos en la Comunidad de Madrid llevamos viendo como la sanidad pública se degrada y empeora. Las listas de espera son enormes y los servicios sanitarios que en lugar de mejorar, se degradan. Con la pandemia se evidenció no sólo la importancia social de este servicio público sino además las grandes carencias existentes de personal y de medios.

Salimos aplaudiendo al personal sanitario, pero también protestando contra los Servicios de Urgencia de Atención Primaria cerrados sin motivo justificable y por una carencia enorme de profesionales, especialmente pediatras y médicos y médicas de familia. Algunos centros de salud madrileños, como el CS Abrantes en Carabanchel, llegaron a estar en plena segunda ola sin ningún médico ni de mañana ni de tarde. Una situación muy similar se daba en otros centros de salud, especialmente de los barrios obreros y la periferia de la capital. Además, el pasado 31 de marzo la Consejería de Sanidad despidió a más de 6000 profesionales sanitarios, haciendo justo lo contrario de lo que la sociedad necesitaba, que era contratar más profesionales para mejorar la calidad asistencial y paliar las listas de espera.

Desde el fin del confinamiento ha habido barrios donde se ha estado movilizando el vecindario exigiendo mejoras en los centros de Atención Primaria y la reapertura de los SUAP: manifestaciones, acampadas, recogidas de firmas y un largo etcétera.  Cuando la presión social que exigía la reapertura de las urgencias de Atención Primaria era más grande, el Gobierno regional entendió que no le compensaba mantener los SUAP cerrados. Pero en lugar de contratar nuevos profesionales para reabrir estos servicios decidió hacerlo con la plantilla de los Servicios de Atención Rural que venían funcionando bien. El desastre causado no sólo generaba un problema enorme en las zonas rurales de la Comunidad de Madrid, que en numerosos casos perdía sus servicios de urgencia y les generaba un problema y un riesgo gigantesco, tampoco era una solución efectiva y real. Cuando sectores de profesionales y población afectada se han quejado del desmantelamiento de estos servicios y de los problemas generados por la falta de personal la respuesta ha sido muy en la línea de Ayuso: insultar y despreciar a profesionales, tratar de sacar cortinas de humo mediáticas a cual más absurda y la medida, humillante e inadmisible, de sustituir la asistencia médica presencial por la asistencia telemática en las urgencias. Eso ha sido la gota que ha colmado el vaso y que ha hecho que la manifestación del pasado 13 de noviembre se convierta en una movilización tan masiva y multitudinaria, en un clamor de centenares de miles de personas de todo tipo en defensa de la sanidad pública de calidad. Ya en 2012 y 2013 la Marea Blanca, que aunaba a profesionales y usuarios consiguió paralizar la privatización de 7 hospitales y 32 centros de salud e hizo dimitir al entonces Consejero de Sanidad Fernández Lasquety. Ese es el camino a seguir.

Ahora tenemos que dar una continuación a la magnífica movilización del 13N. Las mentiras y el desprecio del Gobierno regional y sus medios de comunicación no nos puede hacer desistir. La movilización ha de continuar y seguir exigiendo los medios materiales y humanos para que los centros públicos proporcionen una asistencia de calidad. Las luchas tienen que seguir en los barrios y en los centros de salud afectados, debemos fortalecer las asambleas barriales en defensa de la sanidad pública y los centros de salud. Y esas luchas tienen que seguir coordinándose y confluyendo en movilizaciones más generales que dejen claro el sentir y las exigencias de la mayoría de la población. Hemos de ser sumamente intransigentes con cada servicio de urgencia cerrado, cada pediatra o profesional médico que falte. Detrás del desmantelamiento de los servicios sanitarios hay un riesgo, pero también una cantidad de dolor y sufrimiento enorme y que no podemos consentir. Es necesario que nos unamos y confluyamos todos los sectores que apostamos por unos servicios públicos de calidad, ya que solo el control de las trabajadoras y de las vecinas puede revertir su desmantelamiento y obligar a los responsables de este desastre a tomar medidas que lo reviertan. Es necesario que nos dotemos de una estrategia y de un plan de acción para conseguir que la calidad de la sanidad pública no esté cuestionada ni al capricho y deseo de quienes quieren un modelo privado y la sanidad entendida como un negocio sólo para quien pueda permitírselo y el lucro de las empresas privadas. Estamos ante una lucha central que decidirá el futuro de nuestra sanidad para varias generaciones. Hacemos un llamamiento a toda la población a participar en las convocatorias y movilizaciones y a defender lo que es de todas y todos.

https://blogs.publico.es/otrasmiradas/66176/continuar-la-movilizacion-en...

Contra el plan de destrucción de la Atención Primaria

Carmen San José Pérez

El Servicio Madrileño de Salud cuenta básicamente con dos niveles asistenciales: la atención hospitalaria y la atención primaria. A su vez esta está formada por 266 centros de salud y 166 consultorios locales. Además este primer nivel asistencial contaba con dos tipos de servicios de urgencias, en las zonas rurales existían 40 Servicios de Atención Rural (SAR), y en la zona metropolitana la atención urgente corría a cargo de los 37 Servicios de Urgencia de Atención Primaria (SUAP).

Durante la pandemia los SUAP se cerraron y trasladaron a su personal para cubrir primero el hospital de campaña de IFEMA, más tarde a diferentes lugares para vacunar de COVID, y por último se les llevó al hospital Zendal. Han pasado más de dos años y medio moviéndolas obligatoriamente de un lugar a otro para tareas que no eran las suyas, por lo que de unos 580 efectivos al final han quedado unos 146, según cifras de l@s propios trabajadores pues nada se ha publicado.

En el último año con mayor intensidad la movilización ciudadana ha ido en aumento, exigiendo en sus barrios y pueblos que sus centros de salud tuviesen el personal necesario para ser vistos presencialmente, y que los SUAP se abriesen. Esto presionó al gobierno del Partido Popular y a su presidenta Isabel Díaz Ayuso a la apertura de los mismos. Sin embargo no se hizo como estaban anteriormente a la pandemia, entre otras cosas porque ya no había personal suficiente, y sobre todo porque el gobierno lo quería hacer a su manera.

El Plan que idearon para la apertura de los SUAP fue que el personal de los SAR cubriesen también los SUAP. Esto implicaba el desmantelamiento de los SAR y sin nuevas contrataciones de profesionales… las cuentas no salían. No se podía cubrir los nuevos 78 Puntos de Atención Continuada (PAC), como ahora los llaman, con el personal de 40 SAR, unos 700 efectivos de los que más de un 15% de médic@s han dimitido, más 146 profesionales que quedaban de los antiguos SUAP.

El pasado día 22 de octubre tuvo lugar en Madrid una manifestación que marcó un punto de inflexión. Fue más numerosa que todas las últimas movilizaciones y confluyeron vecinos y vecinas junto a nutridos cortejos de profesionales de atención primaria. La habían convocado sindicatos, asociaciones vecinales, y fue apoyada por numerosos colectivos y plataformas en defensa de la sanidad pública.

A pesar de este giro en la correlación de fuerzas los sindicatos mayoritarios (CCOO, UGT, SATSE y CESIT) firmaron un acuerdo con la consejería de sanidad y desconvocaron la huelga. Ni la mayoría de l@ss profesionales ni la ciudadanía entendían nada. Estaban indignados… A los pocos días dos sindicatos con menor implantación en la sanidad madrileña: MATS (Movimiento Asambleario de Trabajador@s de la Sanidad) y SummAT (sindicato mayoritario entre l@s trabajador@s de las urgencias extrahospitalaris) junto a la plataforma SAR convocaron huelga los días 4, 5 y 6 de noviembre. AMYTS un sindicato de médic@s también convocó desde el día 7 de noviembre de forma indefinida.

A las 48 horas de funcionamiento de los PAC la situación era caótica. La falta de profesionales hacía inviable su apertura, y cuando se ha forzado que estuviesen abiertos, no tenían médic@s en un porcentaje entre el 40% y 70%, o falta el personal de enfermería entre un 13% y 26%. Esto hizo que se sucedieran las dimisiones de altos cargos de la gerencia de atención primaria, y de mandos intermedios responsables de llevar a cabo la apertura de los PAC. Además también los sindicatos firmantes del acuerdo lo rechazaron y denunciaron.

Después de una semana de su puesta en marcha el caos y la conflictividad es bastante alta: la huelga indefinida de médic@s está en marcha. MATS y SummAT han vuelto a convocar para los días 11, 12 y 13. Y el próximo día 13 está llamada toda la población, vecinos y vecinas junto a trabajadores y trabajadoras sanitarias a cuatro marchas que confluirán en el centro de Madrid con el Plan de Urgencias Extrahospitalarias. Esperemos que esto cambie la situación al menos en parte, mejorando en cuantía y derechos la situación de l@s profesionales y por ende la calidad asistencial que recibe la población.

https://mats-sanidad.com/2022/11/11/madrid-se-levanta-por-la-sanidad-pub...

 

Trabajador sanitario y participante en la Asamblea de Carabanchel.
Médico de familia en la Sanidad Pública madrileña y sindicalista.
Fuente:
Varias

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