México: Roger Bartra y el PRI. ¿Quién hunde a quién?

Carlos Alberto Ríos Gordillo

17/12/2021

En este contexto, la Derecha Global es una mixtura compleja (…) Un grupo defenderá la represión feroz, y el otro defenderá la estrategia de Lampedusa, de cambiar todo para que nada cambie. (…) Lo que sí sabemos es que presentarán sus propuestas, que parecerán atractivas en la forma, aunque sean ilusorias en el fondo (…) El aspecto más engañoso de esas estrategias (…) es que sus propuestas estarán disfrazadas como si fuesen propuestas radicales e impulsoras de un cambio progresista. Y requeriremos de una actitud crítica y analítica ejercida constantemente, para que hagamos evidentes las consecuencias reales que esa estrategia de Lampedusa puede tener.

Immanuel Wallerstein, “Los movimientos antisistémicos y el futuro del capitalismo”, EZLN, El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Tomo 2. México, 2015.

1.

Qué extraños tiempos corren en México. En el marco de la 23ª Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el presidente de la Fundación Colosio A.C., ex gobernador del estado de Oaxaca y padre del actual gobernador del mismo, José Murat, presidió una de las actividades de la Asamblea: la Conferencia Magistral impartida por Roger Bartra Muriá (7 de noviembre de 1942, Ciudad de México), uno de los intelectuales más renombrados en México, quien ha sido crítico agreste de la administración del presidente López Obrador, incluso desde la época de la campaña electoral, en sus contribuciones en la prensa, sea Reforma, Nexos o Letras Libres.

Intelectual destacado, en cuya juventud fue integrante del Partido Comunista Mexicano (PCM) y codirector de la primera revista de marxismo teórico en México Historia y Sociedad. Revista Latinoamericana de Pensamiento Marxista (sólo 9 de los 24 números de la segunda época)[i] Bartra es el autor de Estructura agraria y clases sociales en México (1974); Marxismo y sociedades antiguas. El modo de producción asiático y el México prehispánico (1975); y Campesinado y poder político en México (1982). Publicados entre 1974 y 1982, los libros de Bartra fueron apreciados por la intelectualidad de izquierda, puesto que giraban en torno de una preocupación y un debate en boga por aquél entonces: “este estudio se ubica decididamente en la perspectiva del análisis de articulación de modos de producción, y rechaza como eufemismos y deformaciones los enfoques que hablan de marginalismo, dualismo o colonialismo interno”,[ii] según escribió en el libro de 1974, contrapunteándose con Pablo González Casanova y Rodolfo Stavenhagen, en una polémica iniciada años antes por Enrique Semo. Un año después, en otro de ellos, sostuvo:

En este trabajo nos proponemos demostrar cómo las tesis del modo de producción asiático y en general los problemas de las sociedades precapitalistas pueden enriquecer ―por un lado―la discusión sobre algunos temas de gran importancia para la comprensión cabal de la situación de América Latina; y ―por el otro―contribuir a una elaboración más profunda de la teoría del desarrollo histórico.[iii]

Con el mismo prisma, al estudiar la situación del campesinado mexicano, en tanto clase social específica, escribió: “La lucha de clases en el agro mexicano revela las principales contradicciones del capitalismo”, cuya expresión fundamental se da entre “la burguesía agraria en su conjunto y las masas proletarias y pauperizadas del campo”.[iv] De acuerdo con él, para salir de la crisis de la situación agraria en México había por entonces dos salidas: mientras que una de ellas era la reorganización de las formas jurídicas, políticas y económicas de la “reforma agraria”, por parte de la burguesía, lo cual profundizaría las contradicciones características de todo desarrollo capitalista, la otra era lo contrario: “la solución revolucionaria que instaurará un poder democrático y socialista en México y reorganizará la economía agraria en beneficio de todos los pobres del campo”.[v] Subversivo, el tono de la narración es incendiario: “sólo la sustitución de las relaciones de producción capitalistas por las nuevas formas socialistas podrá sentar bases para la eliminación definitiva de la explotación en el campo”.[vi] Pero quizá lo es más el programa de la revolución democrática y socialista, cuyos objetivos eran:

  1. Impulsar las formas de libre y voluntaria cooperación entre campesinos pobres.
  2. Crear un sector autogestionario de grandes empresas de producción agrícola y socializada.
  3. Expropiar todos los bienes de capital a la gran burguesía agraria y entregarlos a las cooperativas campesinas.
  4. Destruir las formas de control político autoritario que le confieren poder a los ricos en el campo.
  5. Impulsar todos los medios que tiendan a propiciar la creatividad, iniciativa y bienestar de las masas rurales.

En cuanto a los medios para llevar a la práctica los objetivos anteriores, Bartra escribió que había de impulsarse una serie de reformas:

  1. Nacionalización de todos los distritos de riego. La tierra expropiada constituirá la base de las empresas agrícolas socializadas y de los repartos de tierras para formar cooperativas.
  2. Se garantizará la posesión y el usufructo de las parcelas individuales. Estas parcelas pasarán a un régimen de propiedad ejidal.
  3. Se nacionalizará todo el sistema de crédito en la agricultura, así como los sistemas de comercialización de la producción agropecuaria, con el objeto de destruir las relaciones mercantiles entre el campo y la ciudad que colocan al campesino en una situación desfavorable.[vii]

Tanto en sus títulos como en su nomenclatura y metodología, la producción inicial de Bartra rezuma marxismo y lucha de clases, ¿cómo explicar su presencia en un evento de un partido político que gobernó México durante setenta años, pero ahora cuando va de una derrota electoral tras otra y no es más que un pálido reflejo del partido de Estado que alguna vez fue?

2.

Orador consumado, José Murat leyó la semblanza del doctor Bartra con la misma dificultad que cuesta escalar una montaña y con la misma gracia que causa leer una tabla de Excel: etnólogo educado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y en la Sorbona, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, profesor invitado en universidades de reconocido prestigio de Estados Unidos y Europa, varias veces premiado y galardonado con reconocimientos nacionales e internacionales… Accidentada, la lectura evidenció la escasa familiaridad del político con las letras, pecado circunstancial para quien, como él, animaba una actividad académica como a la que Bartra fue invitado.[viii]

La conferencia duró media hora y comenzó con una definición: “Toda mi vida he sido muy crítico del PRI y de los gobiernos priístas a lo largo del siglo XX”, en el principio siendo un “militante de extrema izquierda”, partidario del movimiento de Rubén Jaramillo, quien fue “brutalmente asesinado en 1962 por órdenes del gobierno priísta de López Mateos”. Después, recuerda, “me integré al Partido Comunista donde milité por muchos años, logrando que el Partido Comunista desapareciese y se fusionase en lo que fue el PSUM” [Partido Socialista Unificado de México], siendo éste el último partido en el cual milité. Desde entonces he sido un intelectual independiente, crítico y muy interesado en la política, desde luego”.

En un tono similar al de su libro más reciente, Regreso a la jaula. El fracaso de López Obrador (México, Debate, 2021), publicado poco antes de las elecciones intermedias de este año, Bartra criticó al gobierno actual, pero con un carácter programático que más parecía la propuesta de los adversarios del actual gobierno, como si en vez de una coincidencia entre la visión del sector empresarial más retardatario con la de Bartra, fuese en realidad el mismo programa: no la revolución, ni mucho menos la reforma, sino la reacción.

La segunda parte de su intervención fue, por mucho, la más interesante. En el mismo tono con el cual décadas atrás había trazado el rumbo de la revolución, Bartra trazó la ruta de una nueva ofensiva política. Aconsejó al PRI de “despriizarse”: “abandonar el nacionalismo revolucionario”, aceptar el signo de los tiempos y “revivir el fuego de la transición democrática”, “recuperar el espíritu del Pacto por México” creado en el sexenio de Peña Nieto y “mantener la alianza con el PAN y del PRD”, con miras a las elecciones del año 2024. Esta coalición debe “acercarse a las organizaciones ciudadanas” y los movimientos que no militan en los partidos y que están preocupadas por “la decadencia que estamos viviendo” debido al “retropopulismo reaccionario” de López Obrador, por ejemplo, “la que viene de los sectores empresariales”: “Sí por México” (la iniciativa de los empresarios Claudio X. González y Gustavo de Hoyos, acérrimos enemigos de López Obrador) o bien el “Frente cívico”, manteniendo esa alianza con el objetivo de “buscar una candidatura común a la Presidencia” de la República del año 2024.  

¿Cómo lograrlo? Con elecciones primarias de cada partido, para después hacer elecciones primarias de la coalición de partidos, cuidando la relación de respeto y equidad entre todos. En tanto “intelectual crítico” le parece muy importante que la tarea deba ser impulsada por un partido “de la importancia del PRI”. De eso depende la “operación de salvamento”: es “necesario salvar a México”, “salvar al país”, “salvarlo del populismo reaccionario y retrógrado que gobierna hoy en día y que amenaza la democracia, el desarrollo económico y muchas cosas que sabemos”. La alianza se justifica por las circunstancias, dramáticas y de riesgo extremo por las que México atraviesa, evitando así que “caiga en una situación dramática”, una situación “sin salida”, de la que sería “muy difícil salir”. Por lo cual preguntó a los priístas, apelando al peso de la historia del partido, si una opción como la que él propone, o similar, sería tan difícil de aceptar. Finalmente, durante el intercambio con los priísticas se mostró como el ideólogo, el estratega de la coalición entre los partidos: una candidatura ciudadana, alguien que no sea del PRI, sería, según él, la salida.

4.

¿Simple dérapage, mudanza ideológica tardía o traición a los principios? Carlos Illades ha puesto en perspectiva los cambios ideológicos y políticos de Roger Bartra:[ix] del comunismo duro al consenso neoliberal, pasando por el eurocomunismo y la socialdemocracia light. En la disputa entre Roger Bartra y Enrique Semo, me parece que se encuentra una clave para comprender lo que sucede. ¿La razón? Se dirige a los años de la militancia en el seno del Partido Comunista y a las primeras publicaciones. 

Bartra recuerda que ser parte de una revista del Partido Comunista Mexicano, como Historia y Sociedad. Revista continental de Humanismo moderno[x],  fue un estímulo para su “actitud crítica”, puesto que los textos de los latinoamericanistas soviéticos eran “tan malos y tan doctrinarios que incluso despertaban la aversión del joven militante que yo era entonces”.[xi] Sin concesión alguna, cuatro décadas después de haber sido protagonista de la revista, Bartra sentenció: 

salvo algunos destellos interesantes que incursionaron en el psicoanálisis y en otros temas relativamente novedosos, la revista Historia y sociedad, durante toda su primera época, fue una publicación soviética disfrazada, impregnada de dogmatismo. La interpretación marxista de la historia que dominaba era una reducción mecánica de la política y la cultura a la economía, misma que supuestamente determinaba el curso de la lucha de clases hacia el ineludible futuro socialista”[xii]

Él recuerda que su artículo: “Sociedades precapitalistas. Reflexiones en torno a un texto inédito de Marx”, publicado en el número 3 de Historia y Sociedad, en 1965, había puesto “muy nerviosos a los soviéticos y también a Enrique Semo”,[xiii] quien “tenía un lado dogmático que no me gustaba”.[xiv] Según Bartra, este ensayo ―el único que publicó durante la primera época de la revista, en la cual era Jefe de la Redacción, y que después formó parte de su libro Marxismo y sociedades antiguas― había generado tal reacción por el hecho de que no se adaptaba al esquema lineal de comunidad primitiva-esclavismo-feudalismo-capitalismo-socialismo. “¿Es posible hablar de una evolución unilineal de la historia?”, ahí se preguntaba: “¿Y, en ese caso, cómo debemos considerar a las formas “antiguas”, “asiática” y germánica?, ¿O, por el contrario, debemos postular una evolución multilineal del desarrollo de la humanidad?[xv]

En realidad, el objetivo de Bartra era comenzar un debate sobre las formaciones económicas precapitalistas en América Latina, o de cómo esta última podía ser examinada a la luz de este concepto que él consideraba más fructífero que las ideas sobre la ‘sociedad dual’, defendidas por González Casanova (a quien Semo criticó, y por lo mismo, en la presentación de la Democracia en México, incluida también en el número 3) y Stavenhagen. Por tanto, su interés residía en mostrar el potencial del modo asiático de producción, más que en estudiarlo de manera rigurosa o en fundamentarlo teóricamente. Para ello, se había basado tanto en “Formas de propiedad precapitalistas” de Marx, como en un ensayo de Maurice Godelier (que no cita, pero le sirve de guía[xvi]), quien señalaba la semejanza entre el modo de producción asiático con las “regiones más evolucionadas del África negra tradicional”,[xvii] tal como había sido estudiado por J. Suret-Canale en L’Áfrique Noir, de 1961... Un número después, este último fue nombrado Consejero de Historia y Sociedad.

Así que, por las propias características del ensayo y, sobre todo, por la presencia misma del inédito de Marx en la revista, es difícil imaginar tal reacción de ‘nerviosismo’. No obstante, el recuerdo es perdurable. Aun cuando años después Bartra fue director de El Machete, una exitosa revista del PCM, su animadversión creció: “Semo creyó que El Machete iba a ser su revista, que él iba a ser el cacique, y yo, como en la época de Historia y Sociedad, iba a hacer el trabajo. No fue así y se molestó mucho”.[xviii] Años atrás, sin embargo, en la dedicatoria de su tesis de maestría en la ENAH, así le escribió a su director:  “En particular, quiero manifestar mi gratitud al Lic. Enrique Semo, compañero y amigo, por haberme dirigido los trabajos de interpretación de los datos”.[xix]

Con el tiempo, la animosidad fue creciendo. En el primer capítulo de Regreso a la jaula, sostuvo: “En los palacios, como se sabe, pululan los cortesanos en torno de los dignatarios, como los insectos alrededor de una lámpara”, escribió Bartra a propósito de una conversación en Palacio Nacional entre López Obrador, ya presidente, y Enrique Semo, añadiendo: “La historia que quiero contar tiene como actores al poderoso presidente y a uno de sus cortesanos”. Así respondió a la acusación que le hizo el presidente: “Intelectual del conservadurismo”.

La primera reacción de Semo se debió a la reseña de Bartra publicada en Letras Libres. “Roger Bartra ha emprendido una verdadera campaña contra Historia y Sociedad”. Dispuesto a hacer algunas aclaraciones, dice de su ex-compañero y alumno: él ingresó al PCM en 1961 (“antes que yo”) y desde entonces, hasta 1976-1977, cuando el Partido dejó de ser clandestino y se volvió legal, “nunca tuvo nada que decir”. Él “militó muy tranquilamente en su célula” de la ENAH donde estudiaba, pero “nunca fue muy activo políticamente” ni pretendió hacer política dentro del Partido: “era un militante marginal”. Francamente, “leyendo hoy a Bartra”, considero que “es el modelo del hombre que, a raíz de la caída del socialismo realmente existente, se pasó al otro bando, pero quiere defender su figura de izquierda”. Él “trabaja una personalidad” de alguien que fue “crítico del Partido, de la Unión Soviética, del leninismo, toda su vida; cosa totalmente falsa”. Cada quien “hace de su vida lo que quiere”, pero no se debe “falsificar la historia de esa manera”.[xx]

En cuanto a la revista: “recibíamos, sí, dinero de la Unión Soviética”, pero “el oro de Moscú, con toda franqueza, no era mucho”. El patrocinio del PCM, la editorial y la imprenta hacían “el trabajo gratis”. Por ello, Bartra dice que Historia y Sociedad “era una dependencia de la Unión Soviética”, sin embargo, durante años “él trabajó con nosotros y nunca se quiso salir. Había “críticas de él, pero nunca en el sentido de que teníamos que cesar esa relación”. Después de “1977 él comenzó a tener esa idea de ser el intelectual del Partido”. Había publicado ya dos o tres trabajos importantes y, primero, me pidió que “fuéramos dos directores”: “inmediatamente yo le dije que sí”, “ahora somos dos directores, tú y yo” (Véase los primeros números de la segunda época). Así que “él también tiene responsabilidad” sobre la revista.

La divergencia entre Semo y Bartra a propósito de Historia y Sociedad es, en realidad, una divergencia más profunda sobre el socialismo realmente existente y, dentro de éste, sobre la izquierda. Cuatro décadas de un debate abierto son testimonio del compromiso y el distanciamiento de ambos intelectuales. “Vengo a contradecir”, escribió Semo a propósito de una entrevista a Roger Bartra, publicada en el décimo número de la revista El Buscón, en 1984,[xxi] donde este último había propuesto hacer del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) un partido reformista:

Reformismo quiere decir a mi entender, realizar reformas que no modifiquen sustancialmente el sistema capitalista, pero que responden a los intereses de la mayoría trabajadora. A partir de esta definición general se pueden desarrollar muchas variantes. Defiendo la idea de un partido socialista “reformista” en el siguiente sentido: mientras la izquierda no descubra las clases [¿claves?] que abren paso a una “revolución” orientada por el socialismo democrático, se deben crear en el México contemporáneo todas las premisas y bases que anticipen el tipo de sociedad que deseamos; yo creo que, en esos anticipos, por más embrionarios y marginales que sean, podremos ir encontrando las “claves” perdidas o faltantes. El reformismo del que hablo se puede resumir así: socialismo para hoy.[xxii]

Un partido que se concibe a sí mismo como reformista, atajó Semo, no puede ser más que un partido socialdemócrata; un partido que no intente modificar sustancialmente el sistema capitalista lo único que intenta es su integración al Estado sin el apoyo de una fuerza social anclada en la sociedad civil. Él sostenía que un partido de este tipo tendría como función social y política, “la de mitigar los males del capitalismo, no la de preparar su negación”[xxiii]. Como antaño, se planteaba el viejo dilema del último halito del siglo XIX: “¿Reforma o Revolución?”.

5.

Con el paso del tiempo, Roger Bartra ha llegado todavía más lejos. La última sección de su nuevo libro: “La fórmula restauradora” es la reacción ante la así llamada 4T. La suya no es una crítica desde la izquierda al gobierno actual,[xxiv] una propuesta sólida de superación, sino una especie de nostalgia en el pasado político del país: el de las alianzas del “Pacto por México”, en el del régimen político de los “contrapesos”, el del presidencialismo autoritario, el del neoliberalismo a ultranza. Justo lo que él mismo critica de este régimen. Si tan sólo hubiera ganado el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), por quien él confesó, en la conferencia en el PRI, haber votado en la elección del 2018, la situación sería distinta para él. “Yo voté por Anaya”, expresó.

Lejos de la época de juventud, en la cual llamaba a instaurar la “revolución democrática y socialista”; incluso lejos de la época de madurez, en la cual apostaba por un “reformismo” que no modificase “sustancialmente el sistema capitalista”, en la vejez da conferencias en el PRI y les enseña el ajedrez de las alianzas, para que una coalición del PAN-PRI-PRD retorne al poder. “Ello significa una compleja y delicada red de alianzas, negociaciones y acuerdos. De la calidad de esta red dependerá la sobrevivencia del sistema democrático”, escribió en Regreso a la Jaula.[xxv]

Independientemente de los magros resultados del gobierno de López Obrador, la apuesta de Bartra & CO es que todo cambie para que todo siga igual. En su último libro, al final del capítulo 9, es de notar el aggiornamento de la nomenclatura: “Pero cabe preguntar: ¿el socialismo democrático ha muerto en México? Quisiera tener una respuesta optimista, pero no la encuentro”. Esto recuerda la célebre frase de Marx, cuando, en El capital, escribió: “Hasta hoy no se ha inventado el arte de pescar en sitios donde no hay peces”; por ello mismo Bartra no puede pescar a río revuelto: no encuentra el socialismo porque no existe más que en su discurso.

¿Cuál de las dos debacles subsumirá a la otra, diría a Hegel, la del intelectual-estratega del PRI, o la del PRI como estratega de su propia derrota? Es aquí donde la advertencia del sociólogo norteamericano Immanuel Wallerstein, según consta en el epígrafe, adquiere su dimensión concreta: “El aspecto más engañoso de esas estrategias (…) es que sus propuestas estarán disfrazadas como si fuesen propuestas radicales e impulsoras de un cambio progresista”. Esto sólo refleja el estado lastimoso de una cepa específica de pensadores: se trata del proceso de putrefacción del intelectual orgánico que tan bien explotó durante sexenios su relación con el poder, y que, al combatir frases, no combatía en modo alguno la insoportable condición de éste, en el cual vivimos.

 

Notas


[i] Véase los números de la primera y la segunda época de Historia y Sociedad, en la página: https://esemo.mx/revista/

[ii] BARTRA, Roger, Estructura agraria y clases sociales en México (Serie Popular, 28) Era, IIS-UNAM, 1976, p. 9. 1ª. ed. 1974

[iii] BARTRA, Roger, Marxismo y sociedades antiguas. El modo de producción asiático y el México prehispánico (Enlace iniciación), México, Grijalbo, 1975, p. 9.

[iv] BARTRA, Roger, Campesinado y poder político en México (Col. Problemas de México) Era, México, 1982, p. 120.

[v] Ibid, p. 114.

[vi] Ibid, p. 121.

[vii]  Ibíd, p. 122.

[viii] PRI oficial México: “Conferencia Magistral del Dr. Roger Bartra”. 18 de noviembre de 2021. https://bit.ly/31w3W50 (Consultado: 5 de diciembre de 2021)

[ix] ILLADES, Carlos, “Las cuatro transformaciones de Bartra”, Gatopardo. 27 de abril de 2021. https://bit.ly/3lAzgqD (Consulta: 5 de diciembre de 2021)

[x] Véase mi ensayo: “Pensar la historia, cambiar el mundo. Los camaradas y su revista: Historia y Sociedad (1965-1970), en Relaciones, Vol. 41, núm. 163, El Colegio de Michoacán, 2020, pp. 175-195. https://bit.ly/3yctK2k

[xi] BARTRA, Roger, “La inteligencia rebelde”, en Letras libres, 13 de junio de 2012 https://bit.ly/3xXard6 .  (Consulta: 5 de diciembre de 2021).

[xii] Ibidem.

[xiii] “Entrevista con Roger Bartra”, en Luciano Concheiro y Ana Sofía Rodríguez, El intelectual mexicano: una especie en extinción. DeBolsillo, México, 2017, p. 142.

[xiv] Ibid. p. 144.

[xv] BARTRA, Roger, “Sociedades precapitalistas. Reflexiones en torno a un texto inédito de Marx”, Historia y Sociedad, núm. 3, otoño de 1965, pp. 63-64.

[xvi] Desde la aparición, en 1953, de la edición alemana de los Grundrisse, y su traducción italiana en 1956, el debate sobre las formaciones económicas precapitalistas y el “modo de producción asiático” se había regado por toda Europa y los Estados Unidos, así que para 1965 había ya varios estudios sólidos, dentro y fuera de la tradición del marxismo, que se volvieron objeto de referencia. Por ejemplo, GODELIER, Maurice, La notion de mode de production asiatique et les schémas marxistes d’evolution des societés. CERM, Paris, 1964 (este debió ser el trabajo de Godelier que Bartra leyó); TÖKEI, Ferenk, Sur le mode de production asiatique. Conferencia pronunciada en el Centre d’Études et Recheches Marxistes, París 1962; WITFOGEL, Karl, Oriental despotism: a comparative study of total power. Yale Universtity Press, 1957; VIDAL-NAQUET, Pierre, “Histoire et Ideologie: Karl Wittfogel et le concept de “Mode de production asiatique”, en Annales. Histoire, Sciences Sociales, num. 3 (mai-june 1964), pp. 531-549; HOBWSBAWM, Eric, Pre-Capitalist Economic Formations. Lawrence and Wishart, London, 1965.

[xvii] GODELIER, Maurice, Sobre el modo de producción asiático, Ed. Martínez Roca, Barcelona, 1969, p. 14.

[xviii] “Entrevista con Roger Bartra”, op. cit. p. 165.

[xix] BARTRA, Roger, Ensayo sobre el desarrollo social y económico en la zona de la desembocadura del río Balsas. Tesis para obtener el grado de etnólogo y el Grado de Maestro en Ciencias Antropológicas. ENAH; México D.F. 1967. Inédita.

[xx] “La experiencia de Historia y Sociedad en el marxismo en México: entrevista con Enrique Semo”, https://bit.ly/31wPx8A (Consulta: 05 de diciembre de 2021) 13:10”-28:50”

[xxi] SEMO, Enrique, “La revolución revocada”, en Viaje alrededor de la izquierda, Editorial Nueva Imagen/ Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 1988, p. 68.

[xxii] Roger Bartra, citado en Ibid, p. 74.

[xxiii] Ibid, p. 74.

[xxiv] Al respecto, la posición del neozapatismo, en mi ensayo: “¿Cambiar el mundo o regenerar la nación? El zapatismo, la cuarta transformación y el camino hacia adelante”, en El Cotidiano, núm. 214, UAM-A, marzo-abril 2019, pp. 146-157. https://bit.ly/30dXbEF

[xxv] Una visión contraria, en (su primo, con el mismo apellido y también intelectual) BARTRA, Armando, El principio. Los primeros cuatro meses. Brigada para Leer en Libertad. México, 2019. HEREDIA Blanca y GÓMEZ BRUERA, Hernán (Coords.) 4T. Claves para descifrar el rompecabezas. Prólogo de Jorge Zepeda Patterson, Grijalbo, México, 2021. GÓMEZ BRUERA, Hernán, Amlo y la 4T. Una radiografía para escépticos. México, Océano, 2021. HERNÁNDEZ, Julio (Coordinador), Los desafíos de la 4T. El México que se avecina. Harper Collins, México, 2021. 

 

es profesor del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco.
Fuente:
SinPermiso, 17 de diciembre de 2021

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