Portugal: a las duras y las maduras

Mariana Mortágua

04/02/2022

No es un secreto que el voto en contra del Presupuesto entrañaba riesgos desde el punto de vista de la percepción popular y que, precisamente por ello, era susceptible de ser dramatizado por el PS. Y pocos dudan que ese fue precisamente el cálculo de António Costa cuando empujó al Bloco y al PCP a una posición insostenible: o aprobaban un mal Presupuesto y comenzaban a orbitar en la esfera del PS sin ningún poder de negociación; o rechazaban el documento y serían castigados por ello, dando a António Costa la posibilidad de una mayoría absoluta. Ambas posibilidades tenían el mismo objetivo: permitir que el PS gobernara sin los "impedimentos" de izquierda que condicionaban la legislatura de la geringonça.

Hay que decir, porque creo que valen más las convicciones que el electoralismo, que la propuesta de Presupuesto no ha mejorado después de las elecciones. Las horas extraordinarias siguen sin ser una solución a la falta de profesionales sanitarios del SNS, los salarios -tanto públicos como privados- siguen devaluados por la inflación, y la inversión en transporte o servicios públicos seguirá siendo vergonzosamente insuficiente. La calabaza no se convirtió en un carruaje de lujo, pero la estrategia de António Costa funcionó. El programa de la geringonça está enterrado, los partidos que hicieron presidente a Costa en 2015 ya no son necesarios para la mayoría, y el PS es libre de gobernar como mejor le parezca.

En plena campaña electoral, al ambiente ya creado por la artificial crisis de los Presupuestos, se sumó la idea de un supuesto empate entre el PS y el PSD (o una coalición de derecha) que, si alguna vez existió, estaba muy lejos. Incluso juntos, los votos que el PS perdió frente al PSD no darían una mayoría a la derecha. Pero el miedo a un retorno a la pesadilla antisocial, ahora afinada con la estupidez de Chega y el autoritarismo liberal de la Iniciativa Liberal, llevó al trasvase masivo de votos del Bloco al PS. Es cierto que para evitar una mayoría de derecha bastaba una mayoría de izquierda, aunque el PS ni siquiera fuera el partido más votado, como sucedió en 2015. Pero para eso era necesario que la izquierda "se entendiera", una posibilidad que António Costa quiso desacreditar a lo largo de la campaña,a pesar de la plena disponibilidad del Bloco.

Llegados aquí, quiero dejar tres certezas. Los diputados electos del Bloco cumplirán estrictamente su mandato, en defensa del SNS, el medio ambiente y la vida de quienes trabajan. Seremos garantía contra los peligros de las mayorías absolutas, y la voz que se alce contra el racismo, el odio y el miedo que Chega ha traído a nuestra sociedad. No vamos a fallar, estamos a las duras y las maduras.

Economista, era candidata por el Bloco de Esquerda en estas elecciones.
Fuente:
https://www.esquerda.net/opiniao/para-o-que-der-e-vier/79193
Traducción:
Enrique García

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