Sweezy y la crítica de Marx al enfoque subconsumista

Rolando Astarita

27/04/2021

El enfoque subconsumista tiene una larga tradición en la izquierda. La idea central es que  los bajos salarios, y la creciente desigualdad en los ingresos, generan un déficit estructural (o de largo plazo) de la demanda, que desemboca en las crisis económicas. Recordemos que también hubo un subconsumismo “de derecha”, encarnado en Malthus. Malthus decía que la baja inclinación al consumo de los capitalistas debilitaba la demanda, y que el remedio era el consumo improductivo de la aristocracia. Sin embargo, el subconsumismo que prevaleció es el de izquierda. En el siglo XIX fueron representativos Sismondi, Rodbertus y Hobson (para un panorama del subconsumismo, puede consultarse Bleaney, 1977). En nuestra opinión, también Keynes tiene un enfoque subconsumista, en la medida en que ubica la razón última de la inversión en el consumo (para un enfoque distinto, véase también Bleaney).

Asimismo, importantes marxistas adhirieron a la tesis subconsumista. Entre ellos, Paul Sweezy, en el influyente Teoría del desarrollo capitalista, publicado en 1942. También fueron subconsumistas Paul Baran, que trabajó y publicó con Sweezy; y marxistas de la corriente de la dependencia (el caso de Marini).

En los 1970 disminuyó la aceptación de la tesis subconsumista entre los marxistas, y el foco se desplazó a la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Probablemente se debió a la influencia de Mandel, Shaikh y a la revalorización de Shaikh de la teoría del derrumbe de Grossman. Sin embargo, en los últimos años pareciera haber un cierto renacer del subconsumismo, en especial en relación a la crisis de 2007- 09. Así, Sardoni (2015) sostiene que en los países capitalistas, en el período previo a la crisis, hubo una creciente desigualdad de la riqueza y de los ingresos, y un poder de compra limitado de los sectores más pobres de la población. Sardoni dice que este fenómeno está en el corazón de las crisis capitalistas, y fue la base del crecimiento financiero. Como señala Basu (2016), Sardoni parece acercarse a algunos planteos de Sweezy. 

También Wisman (2013) presenta una explicación subconsumista de la crisis de 2007-09, inspirada en Keynes, tal vez en Marx, y en Minsky en lo que se refiere al aspecto financiero.  Según Wisman, las razones más profundas de la crisis son, en EEUU, el estancamiento de los salarios y la creciente desigualdad en durante los anteriores 35 años. Lo cual generó la caída del consumo y, en consecuencia, la reducción de la inversión productiva. Por eso, los sectores más ricos habrían volcado las plusvalías a los mercados financieros, alimentando la burbuja que desembocó en el estallido de 2007.  

El objetivo de esta nota es pasar revista a la crítica de Marx al subconsumismo, y examinar la tesis subconsumista de Teoría del desarrollo capitalista. Dejo planteado, para una próxima nota, la necesidad de analizar la relación entre las nociones de subconsumo y sobreproducción, que recorren la literatura marxista sobre las crisis.    

La crítica de Marx

La crítica de Marx al subconsumo se basa en su teoría del valor, y de la plusvalía. La razón es sencilla: dado que el poder de compra de que disponen los asalariados es igual al valor de su fuerza de trabajo, las compras de los asalariados solo pueden realizar la parte del valor del producto que equivale al capital variable invertido por el capitalista. En particular, no pueden realizar la plusvalía del capitalista.

Por este motivo Marx rechazó las explicaciones de las crisis por subconsumo: “Decir que las crisis provienen de la falta de un consumo en condiciones de pagar, de la carencia de consumidores solventes, es incurrir en una tautología cabal. (…) Que las mercancías sean invendibles significa únicamente que no se han encontrado compradores capaces de pagar por ellas, y por tanto consumidores (ya que las mercancías, en última instancia, se compran con vistas al consumo productivo o individual). Pero si se quiere dar a esta tautología una apariencia de fundamentación profunda diciendo que la clase obrera recibe una parte demasiado exigua de su propio producto, y que por ende el mal se remediaría no bien recibiera aquélla una fracción mayor de dicho producto, no bien aumentara su salario, pues, bastará con observar que invariablemente las crisis son preparadas por un período en que el salario sube de manera general y la clase obrera obtiene realmente una porción mayor de la parte del producto anual destinada al consumo” (Marx, 1999, p. 502, t. 2).

La crítica se completa con los esquemas de reproducción. Como se recordará, Marx divide a la economía en dos sectores, el que produce bienes de consumo y el que produce medios de producción. La división corresponde a la división fundamental entre capital constante y capital variable.

Siendo k: capital constante; v: capital variable; s: plusvalía; K: producción total de medios de medios de producción; C producción total de medios de consumo; c: consumo capitalista; Δc: aumento del consumo capitalista; ak: acumulación de capital constante; av: acumulación de capital variable. Los subíndices 1 y 2 corresponden al sector productor de medios de producción y al sector productor de medios de consumo (véase Sweezy, pp. 181 y ss.; hemos alterado levemente la notación).

En el caso de la reproducción simple, los capitalistas no acumulan y gastan toda su plusvalía en bienes de consumo. De manera que el esquema es:

  1. k1 + v1 +s1,c = K
  2. k2 + v2 + s2,c = C

La condición de equilibrio entre ambos sectores es v1 +s1,c + v2 + s2,c = k2 + v2 + s2,c

Simplificando, v1 + s1,c = k2

Si se cumple la condición de equilibrio, no hay problemas de demanda. Puede verse, además, que v1 + v2 solo pueden representar una fracción del producto total, K + C. Por eso la realización de este último solo depende muy parcialmente de los salarios (y los trabajadores gastan su ingreso enteramente en bienes de consumo, incluso si se considera lo que ahorran para su retiro).

En el caso de la reproducción ampliada (o sea, cuando una parte de la plusvalía se dedica a acumular medios de producción y fuerza de trabajo), el esquema es:  

  1. k1 + v1 +s1,c + s1, Δc + s1,ak + s1,av = K
  2. k2 + v2 + s2,c + s2, Δc + s2,ak + s2,av = C

La condición de equilibrio es:

v1 +s1,c + s1, Δc+ s1,av + v2 + s2,c + s2, Δc + s2,av = k2 + v2 + s2,c + s2, Δc + s2,ak + s2,av

Simplificando:

v1 +s1,c + s1, Δc+ s1,av = k2 + s2,ak

Puede verse que, de nuevo, si se cumple la condición de equilibrio no hay problemas de falta de demanda. En este respecto, el argumento de Wisman no explica por qué puede ocurrir una crisis por subconsumo.

Sweezy (y Sardoni) sobre los esquemas

En Teoría…, y referido al subconsumo, Sweezy centra gran parte de la discusión en las tesis de Tugan Baranowsky, y presenta una explicación de la posibilidad de subconsumo más elaborada que la tradicional, que se limita a señalar los bajos salarios. A fin de comprender el planteo de Sweezy, recordemos que Tugan sostenía que los esquemas elaborados por Marx probaban que la acumulación del capital no depende del consumo, y que incluso podría continuar por muy bajo que fuera el consumo. Por eso, concluía, las crisis solo podían ocurrir por desproporciones en el crecimiento de las ramas.

En respuesta, Sweezy afirma que los esquemas no constituyen una refutación de la tesis subconsumista. Sostiene que el planteo de Tugan es, en esencia, tautológico, ya que si supone que la acumulación procede según los esquemas, la oferta y la demanda coinciden. Lo cual es la condición de equilibrio de los esquemas. A efectos de la argumentación, Sweezy entonces imagina qué ocurre si el consumo no aumenta. Pues resulta que en ese caso los capitalistas solo acumulan capital constante, y tampoco aumentan su consumo. O sea, s1,Δc, s1,av y s2,av = 0.

Así, la condición de equilibrio se reduce a v+ s1c = k2 + s2,ac. Sin embargo, la condición de equilibrio de la reproducción simple nos dice que v1 + s1c = k2. De manera que s2,ac debe ser cero. Esto es, los capitalistas del sector II no acumulan, contradiciendo la condición que habíamos puesto, a saber, que los dos sectores acumulan. Una contradicción que no debe extrañar, ya que la condición que se impuso es contradictoria: por un lado, supusimos que en el sector II hay acumulación, por otra  parte supusimos que no aumenta el consumo obrero ni el de los capitalistas; o sea, que no aumenta la demanda de bienes de consumo. El propio Sweezy reconoce que la conclusión a la que llegó “proviene de cierta inflexibilidad en la suposición del esquema de reproducción”, como haber supuesto que ningún capital puede migrar de una rama a la otra. Pero si esto se permite, sigue Sweezy, puede haber una cierta redistribución de capital variable y constante entre ramas (con una elevación de la composición orgánica del capital), y se restablece el equilibrio (véase p.187).

Sweezy no continúa el argumento, pero Sardoni (2015) parece retomarlo. Supone también un esquema de reproducción con los dos sectores, productor de medios de producción y producción de medios de consumo. Los capitalistas no consumen y gastan toda la plusvalía en capital constante en sus sectores; o sea, no aumenta el consumo de los obreros a medida que progresa la acumulación. La condición de equilibrio, en el tiempo t, es v1 = k+ s2. Tengamos en cuenta que, dadas las condiciones impuestas por Sardoni, s= s2,ak(los capitalistas del sector 2 no consumen y acumulan toda la plusvalía en capital constante). Ahora bien, como en el tiempo t+1 v1 debe ser igual a v1 en tiempo t, tenemos que en t+1 toda la plusvalía, s2, debe ser consumida. Sardoni concluye que no es un supuesto plausible, ya que resultó que los capitalistas del sector 1 son frugales, e invierten en capital constante, mientras que los capitalistas del sector II son dilapidan toda la plusvalía en los medios de consumo. Pero el resultado, más que implausible, es contradictorio con las condiciones que impuso Sardoni. En última instancia, es el problema que enfrenta el supuesto de Sweezy, que vimos antes. Es que si se supone que el consumo no aumenta, y se mantiene igual la composición de capital, el aumento de la  producción de bienes de consumo (derivado del aumento del capital constante en 2) no tiene salida. Esto es, para que hubiera equilibrio los capitalistas del sector 2 no deberían acumular capital constante; pero antes se estableció que acumulan capital constante. Además de la condición de que los capitalistas de cada sector solo invierten en su sector; y que no hay transferencias de obreros entre sectores, ni modificación de la composición de capital. No parece que sean los requisitos adecuados para presentar una teoría general de las crisis por subconsumo.

 Agreguemos todavía otra cuestión: Sardoni introduce el factor tiempo. La demanda derivada de v1 en el tiempo t+1 se satisface con la producción de t+1. Pues bien, de hecho también Marx, en su ejemplo numérico de la reproducción ampliada, introduce el factor tiempo, pero de manera distinta a la de Sardoni. Es que cuando los capitalistas, en el tiempo t+1, acumulan y aumenta el capital variable, lógicamente aumenta el consumo. Sin embargo, la demanda de bienes de consumo es satisfecha con la producción del tiempo t, no del tiempo t+1. Lo cual tiene su importancia, ya que si en período tras período el consumo permanece al mismo nivel, ¿para qué los capitalistas del sector 2 acumularán capital constante? No tiene sentido.

Otro argumento de Sweezy

Luego de la discusión planteada más arriba, en pp. 202 y ss., Sweezy propone otro argumento, esta vez partiendo de dos relaciones básicas:

  1. Tasa de aumento del consumo / Tasa de aumento de los medios de producción.
  2. Tasa de aumento de la producción total de artículos de consumo / Tasa de aumento de los bienes de producción.

Sostiene entonces que en el modo de producción capitalista la relación (1) es descendente, y la (2) es constante.

La relación (1) es descendente porque, dice Sweezy, el aumento del consumo de los capitalistas es una proporción decreciente de la plusvalía total. Por otra parte, sostiene que el aumento de los salarios es una proporción decreciente de la acumulación total. El resultado entonces es que la tasa de aumento del consumo desciende con relación a la tasa de aumento de los medios de producción. Si el razonamiento quedara aquí, no habría razón para que hubiera un problema de demanda: la caída relativa de la demanda de bienes de consumo sería compensada por el aumento relativo de la demanda de bienes de producción, destinados a la acumulación capitalista.

Para explicar entonces el subconsumo, Sweezy plantea que la relación (2) es constante. O sea, que la tasa a la que aumenta la producción de bienes de consumo es igual a la tasa a la que aumenta la producción de bienes de producción. Naturalmente, si esto es así, y dado (1), habrá una cantidad de medios de consumo producidos que no encontrarán salida. De ahí la tendencia a la sobreproducción. Por lo tanto, el peso del argumento es la constancia de (2). ¿Y por qué la relación 2 es constante? Sweezy se limita a decir que se trata de una relación “técnica”. Escribe: “Si… consideramos la producción como un proceso técnico natural de creación de valores de uso, vemos que debe existir una relación precisa entre la masa de medios de producción (suponiendo… que sean plenamente utilizados) y la producción de bienes de consumo” (p. 202). Explica también que debe existir una relación precisa entre la inversión en medios de producción y los cambios en la producción total de medios de consumo.

De manera que esas relaciones “son determinadas finalmente por las características técnicas de la producción, y por consiguiente, pueden variar con el desarrollo progresivo de los métodos de producción” (p. 202). Todo esto parece indudable. Si la producción de pan, por ejemplo, crece a una cierta tasa x, la producción de hornos de panadería debe crecer a una tasa y que permita satisfacer la demanda de hornos. Establecida así la relación, sigue sin haber, en principio, problema de falta de demanda de bienes de consumo. Y nada hace suponer que ambas tasas deban coincidir. Después de todo, se trata de un problema técnico.

Sin embargo, en este punto Sweezy establece una relación fundamental: “la proporción de la tasa de aumento en la producción total de artículos de consumo con respecto a la tasa de aumento de los medios de producción permanece inalterable” (p. 189). Esto es, si la tasa a la que aumenta la producción de medios de producción es y, la tasa a la que aumenta la producción de medios de consumo deberá ser también y. Dado que, por (1), la tasa de aumento del consumo es menor que la tasa a la que aumenta la producción de medios de producción (la tasa y en nuestro ejemplo), habrá un excedente de producción de medios de consumo con respecto al aumento del consumo.

Como puede verse, el argumento de Sweezy descansa decisivamente en esa relación (2), de naturaleza técnica. Supone entonces que los capitalistas del sector productor de bienes de consumo amplían la producción a la misma tasa a la que aumenta la producción de los medios de consumo, sin importarles que haya demanda para la misma. No tiene lógica. El mismo supuesto no se sostiene (de manera parecida a lo que vimos más arriba). Puede verse, por otra parte, que se trata de un enfoque subconsumista (Sweezy dice que en el largo plazo el capitalismo tiende al subconsumo), pero planteado desde un enfoque de “desproporción” por el choque entre las relaciones (1) y (2).

Por último, señalemos que Marx fue crítico de las teorías subconsumistas, y consideró que la causa de las crisis es la sobreproducción. Pero… ¿no es la sobreproducción sinónimo de subconsumo? Además, Marx sostuvo que la tendencia a aumentar la producción choca, en la sociedad capitalista, con un consumo que está limitado por las relaciones de clase antagónicas. Sweezy cita estos pasajes, para concluir que Marx defendía una explicación subconsumista de las crisis. ¿Se contradice entonces Marx? En cualquier caso, la idea de que sobreproducción = subconsumo está bastante extendida en el marxismo. Debemos tratar esta cuestión en una próxima entrada.

II

Al finalizar la nota anterior dijimos que Sweezy (1973) sostuvo que Marx explicaba las crisis capitalistas por el subconsumo. Sweezy cita, en su apoyo, dos pasajes del tomo 3 de El Capital. Sin embargo, sabemos que Marx fue crítico de la teoría de la crisis por subconsumo, y que en numerosos pasajes de su obra sostuvo que las crisis ocurren por sobreproducción y sobreacumulación. Con lo cual se plantea la pregunta si, de acuerdo al enfoque de Marx, la crisis por sobreproducción es sinónimo de la crisis por subconsumo. Si se responde por la afirmativa, se concluye en que al criticar las tesis subconsumista Marx habría también abandonado, tal vez implícitamente, la explicación de la crisis por sobreproducción, para proponer, o bien la tesis de la crisis por estrangulamiento de las ganancias (por alza de los salarios); o por caída tendencial de la tasa de ganancia. Otra posibilidad es que incurrió en una contradicción lógica al criticar la tesis subconsumista y sostener que la crisis se debe a la sobreproducción.

Frente a estos enfoques, una interpretación alternativa, que defendemos, es que subconsumo y sobreproducción son conceptos distintos en Marx, y que por lo tanto no hay contradicción entre su crítica (y la de Engels) al enfoque del subconsumo, y la explicación de la crisis por sobreproducción. 

Subconsumo y sobreproducción

En nuestra opinión, la diferencia sustancial entre los enfoques “subconsumo” y “sobreproducción” es que el primero sugiere que las crisis ocurren porque, a causa de los bajos salarios, la demanda queda por detrás de la producción; en tanto que la sobreproducción pone el acento en que la producción supera a la demanda, sin importar que los salarios sean relativamente altos o elevados. En otros términos, para el enfoque subconsumista lo decisivo es la demanda de bienes de consumo de las masas. Para el enfoque “crisis por sobreproducción”, en cambio, lo determinante es la dinámica de la producción, que supera el consumo, incluso cuando este pueda crecer en relación a la demanda global, como ocurrió en EEUU en los años previos a la crisis de 2007-09  (véase gráfico, más abajo).

Tengamos presente que esta diferencia entre sobreproducción y subconsumo fue tratada por Engels en el Anti-Dühring. Allí explica que siempre las masas explotadas se encontraron “muy lejos de poder disponer de su producto anual para el consumo” (p. 283), por lo cual ese consumo limitado no puede explicar las crisis de sobreproducción, que aparecen en el siglo XIX. Precisa Engels: “El subconsumo de las masas es una condición necesaria de todas las formas de sociedad basadas en la explotación y, por lo tanto, también de la sociedad capitalista; pero solo la forma capitalista de la producción lleva ese subconsumo a elemento de una crisis. El subconsumo de las masas es, pues, también una condición de las crisis…; pero nos informa tan poco de las causas de la actual existencia de las crisis como de las causas de su anterior inexistencia” (ibid.).

A fin de reforzar su punto, presenta un ejemplo tomado de la vida real. En la ciudad de Oldham, dedicada a la industria algodonera, el número de husos dedicados a producir cierto tipo de hilo había pasado, en cuatro años, de 2,5 millones a 5 millones. Así, en esa sola ciudad había tantos husos de un solo tipo como los que poseía la industria algodonera en toda Alemania. Pero entonces era imposible explicar “el actual colapso de la salida del hilado de algodón y sus tejidos en Inglaterra por el subconsumo de las masas y no por la sobreproducción de los fabricantes de algodón” (p. 284). Esto es, la causa de la crisis –el “colapso” de las ventas – no es el subconsumo de las masas, sino la sobreproducción. Aunque el escaso –en relación a la riqueza que acumula el capital – consumo de las masas sea la condición permanente, y subyacente, de la crisis.

Otro ejemplo de este impulso a la sobreproducción y la crisis lo tenemos en la dinámica de innovación tecnológica y acumulación que suele desatarse a consecuencia de las plusvalías extraordinarias y la exacerbación de la lucha competitiva (véase aquí). Las empresas que están obligadas a incorporar nuevas tecnologías para sostenerse en las guerras de precios, pueden ser conscientes de que en el mercado no habrá lugar para todos una vez que se generalice el avance productivo. Sin embargo, también saben que si no invierten en la innovación, no tienen chances. Es claro que en estos procesos el consumo no puede ser la causa determinante de la saturación del mercado.

La interpretación subconsumista de Marx por parte de Sweezy

Analicemos ahora los pasajes de El Capital en los que se basa Sweezy para atribuirle a Marx una explicación subconsumista de la crisis.

El primero corresponde a la p. 313 de la edición Siglo XXI. Allí Marx señala que una vez producida la plusvalía, debe realizarse a través de la venta del producto. Sin embargo, las condiciones de la explotación directa y de la realización de la plusvalía no son idénticas. Las primeras están limitadas por la fuerza productiva de la sociedad y la segunda por las proporciones de las diferentes líneas de producción y por la capacidad de consumo de la población. Marx precisa que la capacidad de consumo de la sociedad no es absoluta, sino está basada en las relaciones antagónicas de la distribución, que reducen el consumo de las grandes masas de la población a un mínimo variable. Una capacidad de consumo que es restringida, además, por la tendencia a acumular, “la avidez de expansión del capital y la producción de plusvalía en escala acrecentada” (Marx, citado por Sweezy en p. 195). Es que la competencia obliga a mejorar los productos y ampliar la escala de la producción, “para la propia conservación y bajo pena de fracaso” (p. 196, ibid.). Los mercados entonces deben ampliarse, pero chocan con “la estrecha base en que descansa el estado del consumo” (ibid.).

Según Sweezy, en este pasaje Marx atribuye las dificultades de la realización “a un volumen restringido de la demanda del consumo – restringido por los salarios bajos más la tendencia a acumular de los capitalistas” (p. 196). De esta manera, el eje del problema sería el consumo restringido de las masas.

Sin embargo, y en oposición a lo que interpreta Sweezy, pensamos que el centro del problema en el pasaje citado es la dinámica autónoma que adquiere el proceso de producción con respecto a la realización del producto, a la venta. Es que la producción es, esencialmente, producción de plusvalía. De ahí el impulso a ampliarla con la única limitación que presentan las fuerzas productivas disponibles. Por eso, en el mismo pasaje citado por Sweezy, Marx escribe: “Con el desarrollo del proceso que se expresa en la baja de la tasa de ganancia, la masa de plusvalor así producido aumenta hasta proporciones monstruosas” (Marx, 1999, p. 313, t. 3). “Proporciones monstruosas” que se alcanzan independientemente de alguna variación de los salarios.

Por lo tanto, el origen del problema no es el consumo limitado de los explotados –como dice Engels, en toda sociedad de clases ese consumo es limitado- sino una producción que tiene como único objeto producir plusvalía. Aunque, por otro lado, esa autonomía de la producción no es absoluta. Es que el proceso del capital es unidad de la producción y de la circulación, incluida en esta última la realización de los valores. Por eso, cuando la independización de la producción con respecto a la demanda alcanza “proporciones monstruosas”, la unidad del proceso del capital se restablece violentamente vía crisis, caída de los precios y de las ganancias, desvalorización de los capitales. El consumo limitado de las masas trabajadoras es una condición permanente (no la causa) sobre la que se despliega esta dinámica contradictoria entre producción y realización.

El segundo pasaje de Marx en que se basa Sweezy dice: “La causa última de todas las crisis reales sigue siendo la pobreza y el consumo restringido de las masas, en contraste con la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas de tal manera que su único límite sería la capacidad absoluta de consumo de la sociedad toda” (Sweezy, p. 197; p. 623, t. 3 de Marx, 1999). La cita está precedida por la afirmación de que el consumo de los obreros está limitado en parte “por las leyes del salario, en parte por el hecho de que solo se los emplea mientras pueda hacerse una ganancia para la clase de los capitalistas”. Con esto Marx está diciendo que, en el capitalismo, el consumo está limitado por la relación capitalista de explotación, por la necesidad de acumular. Por lo cual introduce una distinción entre ese consumo y la capacidad “absoluta” de consumo de la sociedad.

¿Qué significa aquí “capacidad absoluta”? Por supuesto, no puede significar capacidad por fuera de los límites que impone un determinado desarrollo de las fuerzas productivas. De manera que con la expresión “capacidad absoluta de consumo” Marx tiene que estar significando la capacidad de consumo independizada del imperativo capitalista de producir y realizar la plusvalía. Esto es, si desaparece la sujeción del consumo a la lógica de la valorización del capital – si la producción es orientada según las necesidades de la sociedad en su conjunto – las crisis por sobreproducción serían imposibles. Por ejemplo, el caso citado por Engels del colapso de las ventas de hilados (hilados sin vender / masas sin hilados) no sería posible en una sociedad socialista que produce con vistas a satisfacer las necesidades de la población. Por eso, solo en la sociedad capitalista la sobreproducción, o sea, el aumento de riqueza material, genera desocupación y miseria en las masas. El pasaje citado por Sweezy encaja pues en la crítica de Marx a la explicación subconsumista de la crisis, y en su teoría de las crisis por sobreproducción.

Enfoque estancacionista vs enfoque “a lo Marx”

Una conclusión natural del enfoque subconsumista es que la producción capitalista tiende al estancamiento. Es que si la acumulación depende del consumo; y si el consumo está cada vez más acotado, la situación normal del capitalismo será la subutilización crónica, o estructural, de los recursos productivos. Por eso Sweezy propone cambiar el foco de las investigaciones: “Si se adopta esta opinión [que domina la tendencia al estancamiento], todo el problema de la crisis aparece bajo una nueva luz. El énfasis pasa de la cuestión: ‘¿Qué es lo que suscita la crisis y la depresión?’ a su contraria, ‘¿Qué es lo que suscita la expansión?’ (p. 197). En el enfoque de Marx, en cambio, el impulso es al pleno uso de los recursos – a acumular y acumular plusvalía -, y el problema a explicar es por qué esa acumulación desemboca en las crisis de sobreproducción. Por eso también Sweezy afirma, en seguida de lo anterior, que “no se puede sostener que Marx haya desarrollado las implicancias de su propia indicación [las limitaciones del consumo]” (p. 197).

Textos citados:

Basu, D. (2016): “Underconsumption, capitalist investment and crisis: A reply to Sardoni”, Review of Keynesian Economics, April.

Bleaney, M. (1977): Teorías de las crisis, México, Nuestro Tiempo.

Engels, F. (1968): Anti – Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, México, Grijalbo.

Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.

Sardoni, C. (2015): “Is a Marxist explanation of current crisis possible?”  The Review of Keynesian Economics, vol. 3, pp. 143-57.  

Sweezy, P. (1973): Teoría del desarrollo capitalista, México, FCE.

Wisman, J. 2013, “Wage stagnation, rising inequality and the financial crisis of 2008”, Cambridge Journal of Economics, vol. 37, pp. 921-945.

Profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires.
Fuente:
https://rolandoastarita.blog

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