Un futuro para Nissan ya

Javier Pacheco

17/05/2020

La plantilla de Nissan está en huelga desde el día 4 de mayo. En las difíciles condiciones de la pandemia, han encontrado la manera de resistir a la multinacional y necesitan el apoyo y la solidaridad de toda la clase trabajadora y también de las instituciones para salvar miles de puestos de trabajo. Javier Pacheco, secretario general de las CCOO de Catalunya, trabajador y dirigente sindical de Nissan, escribe para Sin Permiso sobre la importancia de esta movilización, para la plantilla de Nissan y para la industria de todo el país.  Cuando más de tres millones y medios de trabajadores se encuentran acogidos a ERTEs subvencionados por el presupuesto público, como consecuencia del confinamiento para hacer frente a la pandemia, situación que se ha prorrogado hasta el 1 de julio, una parte de las empresas del sector industrial y los servicios observan los resultados de la huelga de Nissan para saber el coste social de ajustar sus plantillas a la nueva situación de crisis y descargar sobre los trabajadores las consecuencias de la crisis. Por eso la huelga de Nissan tiene hoy un caracter estratégico. SP

 

Los trabajadores y trabajadoras de Nissan han recibido la noticia publicada en el diario japonés Nikkei sobre el cierre de sus fábricas en Barcelona debajo de la carpa de un piquete de huelga que lleva activa desde el día 4 de mayo. Un mazazo a la moral de la gente que de manera decidida se han volcado a defender el futuro de sus 3.000 puestos de trabajo e indirectamente otros 20.000 más, con una huelga indefinida en previsión de un anuncio que la multinacional pueda acabar confirmando.

Una decisión que afectaría gravemente al tejido productivo industrial y el mercado laboral de Catalunya. Un sector como el del automóvil que genera más de 130 mil puestos de trabajo en Catalunya de la mano de dos empresas constructoras de vehículos, Seat y Nissan. Un sector en transformación impulsado por el agotamiento de los vehículos de motor de combustibles fósiles y la irrupción del vehículo eléctrico, híbrido o de hidrógeno en un futuro cada vez más próximo. Un sector también que ha iniciado una carrera en innovación para dar respuesta a la movilidad compartida, inteligente, autónoma y sostenible, que cada vez es más exigente por parte de una sociedad que cambia sus hábitos culturales en la relación con los coches y sobre todo en su forma de desplazarse. La concentración poblacional cada vez más en grandes urbes y sus zonas metropolitanas obliga a reforzar las medidas de protección medioambiental y es el sector de automoción un factor clave para conseguirlo.

Es por eso, que en un momento donde los cambios deberían proyectar una nueva etapa del sector del auto en Catalunya incorporándose a la vanguardia de los cambios que deben producirse de manera inminente en los próximos años, la decisión de Nissan puede tener efectos inmediatos dramáticos para la economía industrial y, sobre todo, para los y las trabajadoras afectadas por la pérdida de empleo, pero también a medio plazo, perdiendo masa crítica sectorial, reduciendo la capacidad instalada en el sector de componentes y reduciendo la capacidad de inversión en la reconversión tecnológica del sector.

La lucha de los trabajadores y trabajadoras de Nissan, como la de tantos otros en multitud de ocasiones, tiene un sentido estratégico para el modelo económico del país, motivo por el que deben recibir todo el apoyo efectivo, y no únicamente anímico, de todas las instituciones de nuestro país. Es necesaria la creación de un frente común que no escatime en el uso de todos los instrumentos económicos, normativos, técnicos y diplomáticos para conseguir que Nissan decline abandonar sus operaciones industriales en España.

Algunas explicaciones

Para trabajar en este sentido conviene conocer las posibles causas de las decisiones que se han ido tomando en los últimos tiempos y sobre todo la que puede adoptarse si se confirman las filtraciones de la prensa japonesa.

Nissan en los años 80 inicia su incursión en Europa en Sunderland, Inglaterra, un territorio castigado por la crisis minera y la desertización industrial del entorno que la política de Margaret Thatcher propició con la grave consecuencia de la pérdida de miles de puestos de trabajo. Encontró Nissan terreno yermo para impulsar su primera internacionalización de su aparato productivo. Posteriormente siguió con su política de expansión y a los pocos años compró la histórica Motor Ibérica en España, la que hoy conocemos como Nissan Motor Ibérica. Pero aquí, a diferencia de Sunderland, encontró un país en desarrollo, una empresa arraigada productiva y laboralmente y no consiguió los mismos lazos de entendimiento para la inmersión de la cultura de trabajo nipona y su famoso Gemba Kanri.

Es por eso que la relación con la planta inglesa siempre fue más estrecha que la española, cosa que los directivos de nuestro país nunca supieron compensar. Fueron los directivos de la fábrica británica los que ocuparon los puestos de mando en la dirección que Nissan estructuró en el continente europeo, una vez organizaba su estructura global de empresa en las diferentes áreas geográficas del mundo. Fueron los ingleses los que consiguieron los resortes en los centros de decisión y alcanzaron incluso puestos de dirección en el comité ejecutivo de la multinacional a nivel mundial.

Hecho que conllevó a un crecimiento paulatino de su capacidad de producción y sobre todo desarrollar los vehículos con más capacidad de penetración en el mercado, como las plataformas SUB, que se han demostrado de éxito y beneficios. En cambio, las plantas españolas especializadas en vehículos comerciales y todo terrenos, han ido vaciando progresivamente su capacidad productiva hasta llegar a la situación actual que no alcanza ni el 30% de su capacidad.

También es necesario conocer el factor que ha jugado la alianza con su socio principal Renault desde el año 1999, y que posteriormente se ha completado con la entrada de Mitsubishi en el tablero. Una relación complicada que se originó en una crisis financiera de la empresa nipona a la que acudió al rescate Renault participada del gobierno francés y que adquirió el 44% de las acciones japonesas. Porcentaje suficiente para tener derecho de veto en las decisiones de la empresa, participando del control de la compañía, según establece la legislación japonesa.

Desde entonces también se ha establecido una rivalidad desigual sobre la cartera de modelos que se comercializaron en Europa, que ha provocado la limitación en la oferta de Nissan para evitar la competencia con la fuertemente instalada marca francesa en el mercado europeo.

Una encrucijada que ha dificultado la progresión de una empresa como Nissan Motor Ibérica que ha sufrido las consecuencias del poder ejecutivo de los ingleses en el mundo Nissan y la limitación comercial provocada por la alianza Nissan-Renault, en favor de los franceses en Europa.

Todo ello en una empresa que ha conseguido resultados operativos positivos, incluso en una situación de infra utilización productiva, gracias a la capacidad de gestión, flexibilidad productiva (hasta 5 modelos diferentes se han producido en las plantas de Barcelona) los altos índices de calidad que han permitido suministrar productos a empresas del nivel de Mercedes, gracias al talento y experiencia de una plantilla que lleva en su mochila la memoria de más de 80 años de historia.

Todos los indicadores para hacer de un proyecto empresarial una experiencia de éxito. Y este ha de ser el motor de estímulo para conseguir una alternativa al posible cierre de la empresa.

Los trabajadores y trabajadoras lo tienen claro, no dudan, fuerzan con las herramientas que tienen en sus manos, la presión para conseguirlo. Una mano izquierda que ofrecen como lo han hecho siempre para poner a disposición su conocimiento en el desarrollo de un plan de futuro. Pero también una mano derecha que con firmeza enseña su capacidad de ejercer el conflicto, con la convocatoria de una huelga indefinida para no dejar lugar a duda de su capacidad de lucha y presión para revertir la situación.

Una huelga en condiciones difíciles

Además, lo han tenido que hacer frente a una situación excepcional sin precedentes en nuestro país. Una huelga en medio de un estado de alarma decretado por el gobierno para dar respuesta a una pandemia mundial no conocida en más de 100 años. Nuestras generaciones no hemos conocido situación igual. La economía paralizada, Nissan también. Millones de trabajadores y trabajadoras afectadas por el desempleo, temporal o estructural. Los y las de Nissan también en un expediente de regulación de empleo temporal por causa de fuerza mayor. Y una sociedad confinada, limitada en sus relaciones sociales guardando la distancia social necesaria, con limitación de la movilidad y afectada por las consecuencias sanitarias y las miles de muertes provocadas por el virus Covid 19.

¿Cómo hacer una huelga en estas circunstancias que pueda ejercer presión a una multinacional que está valorando cerrar sus operaciones en nuestro país? Pues han encontrado la fórmula.

Nissan necesitó reactivar su producción para entregar los últimos vehículos de un acuerdo comercial con Mercedes de 1.900 coches y también poner en marcha la producción de piezas que fabrica para producciones de la fábrica de Sunderland y algunas fábricas de Renault. Para ello desactivó parcialmente el ERTE y llamó a trabajar a más de 1.000 trabajadores y trabajadoras. En ese momento encontraron el motivo para ejercer presión y decidieron convocar la huelga para evitar que Nissan cumpliera sus compromisos y facilitara un plan de contingencias que impidiera que un conflicto largo y duro que se puede prever si deciden el cierre, se llevara a cabo.

Pero tenían que superar las dificultades logísticas de una huelga en un estado de alarma. Y encontraron la forma con la paralización de la planta de estampación de piezas que con un impacto limitado de trabajadores/as en huelga, algo más de 60, con el apoyo solidario del resto de la plantilla mediante una caja de resistencia para garantizar los ingresos de los huelguistas, han paralizado la totalidad de la producción. Paradojas de la globalización productiva, la organización de la producción fragmentada ha permitido el éxito de la huelga.

A su vez han tenido la inteligencia de impulsar una acampada en los piquetes de huelga durante las 24 horas del día y todos los días de la semana manteniendo las medidas de seguridad sanitaria, garantizando la presencia con un cuadrante de turnos para evitar aglomeraciones que ponga en riesgo el ejercicio de la huelga. Han hecho posible el ejercicio de derechos fundamentales como los de reunión, huelga y concentración, así como el de la libertad sindical, poniendo en valor lo estipulado en la Constitución y recogido en el decreto de alarma y sus posteriores resoluciones. El derecho sindical y el derecho de huelga son inalienables, incluso en periodo excepcional como es un estado de alarma.

Ya han ganado la primera batalla, fundamental para seguir acumulando correlación de fuerzas para conseguir una alternativa al futuro de sus puestos de trabajo.

Un frente común

Y esta alternativa debe trabajarse con el objetivo de revertir los déficits políticos que denunciábamos anteriormente en el marco de una alianza multinacional en Europa, recuperando la capacidad de influencia gracias al valor que un proyecto de empresa debe tener en el proceso de transformación que las compañías deben abordar en un sector cambiante.

Nissan tiene su centro productivo más importante en el mismo puerto de Barcelona, en el polígono de la Zona Franca de la ciudad. Una ciudad que es referencia mundial para el mundo de los negocios y que en los últimos años se ha convertido en un hub tecnológico que de la mano del Mobile World Congres va consolidando un ecosistema en la innovación y el desarrollo en nuevas tecnologías.

A su vez, el área metropolitana y sus administraciones están comprometidas con un modelo de movilidad sostenible donde la combinación del transporte público, la movilidad compartida y el respeto al medioambiente apuntan fuertes inversiones en infraestructuras que facilitan la implantación de los retos que apuntábamos, tiene el sector de automoción, la motorización eléctrica, movilidad inteligente y autónoma.

Un escenario del todo favorable para un proyecto empresarial de la alianza Nissan-Renault-Mitsubishi que impulse en Barcelona el centro de referencia para el desarrollo de los cambios que debe implementar en todas y cada una de sus plantas de producción y en sus centros de diseño y redes comerciales.

Esta es una oportunidad de futuro en la que debemos trabajar estrechamente agentes sociales e instituciones. Un proyecto que tiene efectos multiplicadores para el sector de automoción, no solo para los y las trabajadoras de Nissan. Conocemos perfectamente las dificultades financieras, comerciales y políticas que las multinacionales pueden ofrecer y por ello la capacidad de actuación ha de ser compartida, coordinada y proactiva. Los gobiernos estatal, autonómico y locales deben estar a la altura de las circunstancias.

Hay elementos de trabajo, no es una causa perdida, tenemos la fuerza de los y las trabajadoras en huelga, y los resortes estructurales de un territorio que debe ser un acicate para superar las barreras financieras que sufre hoy la multinacional nipona. Invertir en un futuro para Nissan es invertir en el futuro del auto en Catalunya y España, es invertir en industria, en valor añadido y en bienestar social. Construyamos un Futuro Para Nissan Ya.

trabajador y dirigente sindical de Nissan, es secretario general de la Comissió Obrera Nacional de Catalunya (CONC), las Comisiones Obreras de Catalunya.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 16 de mayo 2020

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